Tomás Gimeno presuntamente utilizó un procedimiento rápido y silencioso para asesinar a sus hijas, Anna y Olivia, el pasado 27 de abril. El Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) emitió una nota este jueves en la que divulga los principales elementos de la autopsia definitiva practicada a la niña de mayor edad, cuyo cuerpo fue hallado en el fondo del mar el pasado 10 de junio gracias al trabajo del Equipo de Delitos contra las Personas de la Policía Judicial de la Guardia Civil y a los profesionales del buque oceanográfico Ángeles Alvariño. Dicho documento establece que la menor murió por asfixia mecánica por sofocación. Y, tras el examen toxicológico del cadáver, no se hallaron elementos de interés para la investigación, por lo que las pequeñas fueran intoxicadas o envenenadas en la tarde-noche de la jornada en la que desaparecieron.

La autopsia definitiva efectuada en el Instituto de Medicina Legal de Santa Cruz de Tenerife se ha conocido más de siete meses después del hallazgo de la víctima a 1.000 metros de profundidad. Gimeno no tenía conocimientos médicos o farmacéuticos suficientes para elegir algún fármaco o producto letal capaz de acabar de forma inmediata con la vida de sus hijas. Pero tampoco le hacía falta. Era consciente de que las niñas no iban a ser capaces de sobreponerse o hacerle frente a un ataque mortal.

Una asfixia mecánica por sofocación puede realizarse mediante la utilización de una o dos manos para tapar la boca y la nariz de las menores; o bien mediante la utilización de una almohada o un cojín sobre el rostro de las niñas.

El progenitor pudo usar sus manos, o bien una almohada, para acabar con la vida de las menores

Los vecinos no oyeron nada extraño la tarde-noche en que ocurrieron los hechos. Y los perros de la Guardia Civil especializados en la detección de cadáveres o restos humanos tampoco hallaron pista alguna de interés en la finca de Igueste de Candelaria, ni en el Audi A3 blanco.

El Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 2 de Santa Cruz de Tenerife registró en pasados días el informe médico forense definitivo de la autopsia realizada a la niña Olivia Gimeno Zimmermann, según el TSJC.

El peritaje concluye que la niña falleció de "muerte violenta", de etiología médico legal "homicida", siendo la causa fundamental de ésta "compatible con una asfixia mecánica por sofocación" y la causa inmediata o última "compatible con un edema agudo de pulmón".

Los análisis de tipo toxicológico no hallan en el cuerpo sustancias de interés para la investigación

Los análisis de sangre, líquido pericárdico y contenido gástrico realizados por los laboratorios forenses en muestras orgánicas de la pequeña no detectaron presencia alguna de "sustancias de interés toxicológico", aclara el TSJC.

La data de la muerte de la niña se sitúa entre las 19.54 y las 21.00 horas del 27 de abril, el mismo día de la desaparición de las dos hermanas, presuntamente asesinadas por su padre, en la actualidad desaparecido.

Según el relato de los hechos que los investigadores de la Guardia Civil remitieron a la autoridad judicial, Tomás Gimeno llegó a su vivienda en Igueste de Candelaria a las 19.47 horas. Apenas tres minutos después, la madre de las pequeñas, Beatriz Zimmermann, recibió un mensaje del móvil de Tomás con un audio que contenía la voz de Olivia. La niña le dijo a su progenitora que su padre le pedía que fuera a "buscar los cuadros de Tata y que metiera el coche" en la finca. La mujer preguntó a qué hora y la respuesta fue a las 21.00 horas.

Minutos después de que se grabara y se enviara el audio, Gimeno presuntamente asfixió a sus dos hijas. Después, envolvió sus cuerpos en toallas y los introdujo en bolsas de basura. Y, a continuación, las metió en sendos bolsos de deporte, que fueron trasladados al maletero de su Audi A3 de color blanco.

La madre de las niñas llegó a la finca de Igueste de Candelaria pasadas las 21.00 horas. Pero ya en ese momento no encontró en el lugar a Tomás. Los investigadores de la Unidad Orgánica de Policía Judicial de la Guardia Civil tienen constancia de que Gimeno salió a las 21.05 horas en dirección a Santa Cruz de Tenerife.

Y, en base al tiempo empleado, tuvo que circular a una velocidad alta. A la ciudad llegó sobre las 21.13 horas y paró durante un momento en el exterior de la vivienda de sus padres. Allí, a escondidas, dejó a su perro, dos tarjetas de crédito con las respectivas claves y un par de juegos de llaves de su vehículo Alfa Romeo Giulia de color negro. Este coche fue dejado por Gimeno pasada la medianoche, cubierto con una funda, en la finca donde desarrollaba su actividad profesional, en Guaza del Medio, en el municipio de Arona (Sur de Tenerife).

A las 21.27 horas, el padre de Anna y Olivia llegó a la Marina Santa Cruz de Tenerife, donde el vigilante de seguridad le abrió la puerta del recinto vallado. Tomás aparcó delante del pantalán A del puerto deportivo. Hasta las 21:36 horas, en tres viajes desde el coche hasta su barco, el Esquilón, trasladó diversos objetos, entre los que se hallaban los bolsos de deporte en los que llevaba a las menores.

Gimeno sabía que su embarcación se hallaba en condiciones de navegar, puesto que varias horas antes, mientras Anna estaba en casa de sus padres y Olivia asistía a clases de tenis, había ido a verificar que el motor arrancaba.

A las 21.40 horas, Gimeno zarpó con su lancha. Once minutos después, la progenitora de las pequeñas llamó a Tomás, quien le comunicó que ya estaba fuera de la Isla con sus hijas. A las 21.59 horas, Beatriz Zimmermann telefoneó de nuevo a Gimeno y este le dijo que ya no iba a ver más a las niñas ni a él, puesto que se marchaba con ellas para empezar una nueva vida.

A las 22.30 y las 22.40 horas, la madre de las pequeñas repitió la llamada a Tomás, pero ambas veces desde el puesto de la Guardia Civil situado en Radazul, cerca de su vivienda. Pero la respuesta de Gimeno fue la misma, aunque en la conversación intervino un agente del Instituto Armado.

Cuando ya estaba alejado de la costa, a las 22.30 horas, Tomás presuntamente arrojó al mar las bolsas de deporte que contenían el cuerpo de Olivia y presuntamente el de Anna, ambas amarradas al ancla del barco, junto a una cadena y un cabo. Varios segundos después de esa maniobra, Gimeno llamó a Beatriz Zimmermann para decirle que no podía permitir que sus hijas crecieran sin él, supuestamente en referencia a la nueva pareja sentimental de la mujer.