Hendangelin Candy Arrieta, Mohammed Achraf y José Antonio Meléndez, los conocidos como miembros de la banda del Badoo, suman una nueva condena. A los 34 años de prisión impuestos la semana pasada a los dos primeros por el asesinato de un informático vasco en Pedrola, la Audiencia Provincial de Zaragoza les acaba de imponer otros 12 años y seis meses por secuestrar, torturar y robar a un vecino de la localidad zaragozana de La Almunia de Doña Godina. Los magistrados les consideran autores de autores de un delito de robo con violencia y empleo de medios peligrosos, lesiones, detención ilegal, tenencia de armas prohibidas, pertenencia a grupo criminal y estafa, tal y como reclamaba la Fiscalía y el abogado de la acusación, José Cabrejas.

Como hechos probados relata el tribunal provincial que los tres encausado "se concertaron para la creación de un perfil de mujer en la red social Badoo, para que pudiera atraer a varones a lugares apartados con el pretexto de tener una cita con la mujer para, una vez en el lugar de la cita, asaltarles de forma violenta para quitarles lo que de valor tuvieran".

En la tarde del día 26 de julio de 2019 Florin contactó con la usuaria de ese perfil, quedando en verse sobre las 22.30 horas de ese día en Gallur. Las primeras conversaciones se hicieron a través de la aplicación Badoo pero luego Florín le pidió el teléfono para conversar a través de la aplicación Whatsapp, facilitándole la otra persona el número de teléfono, manteniendo comunicaciones a través de esa aplicación del móvil. Al llegar a Gallur sobre las 22:30 horas, Florin volvió a contactar con ella para que le dijera cómo llegar, contestando que tenía que cruzar todo el pueblo de Gallur y cruzar un puente y que ella le esperaba en la carretera, en dirección a Tauste. Al llegar al lugar, vio a Hedangeline Candy Arrieta Landazábal esperándole en la carretera, cruzando la mujer y subiendo al vehículo de Florin, un Renault Clío de color rojo. Asimismo vio en las inmediaciones un Mercedes de color gris plateado estacionado.

Nada más subir al coche, Arrieta dijo que tenía que ir a casa de su abuelo para coger una chaqueta porque tenía frío, haciendo de esta manera que Florin se metiera con el vehículo en un camino de tierra perpendicular a la carretera, hasta una zona en la que había una casa aislada con apariencia de estar abandonada. Una vez allí, la mujer salió y le dijo que apagara las luces del vehículo. Así lo hizo Florin, si bien volvió a encender las luces enseguida porque le entró miedo

En ese momento vinieron Mohammed Achraf Darai y José Antonio Meléndez Fernández, cada uno por un lado, y le sacaron por la fuerza del coche, intentando tirarle al suelo y resistiéndose a ello Florin, mientras Arrieta buscaba los efectos de valor que pudiera haber en el interior del vehículo. Florin intentaba que no lo llevaran al suelo hasta que oyó que uno de los hombres decía al otro “dale, dale” y vio la chispa de una pistola eléctrica tipo táser, recibiendo varias descargas de la misma y perdiendo energía, consiguiendo de este modo los otros tirarle al suelo y atarle con bridas las muñecas y los pies, atándole después una cuerda desde las manos a las piernas. Comoquiera que Florin gritaba, le pusieron también cinta americana por cara y cuello y esgrimieron una navaja, con la que le llegaron a pinchar en el cuello, para que se estuviera quieto.

Desplumado

Le quitaron un reloj marca Casio, un teléfono marca Samsung Galaxy Ace, las zapatillas de deporte de la marca Munich que llevaba puestas y la cartera, en la que llevaba una tarjeta de débito de La Caixa, alguna otra tarjeta o documento y 55 euros en efectivo. A continuación, intentaron meterlo en el maletero de su propio coche, lo que no lograron porque estaba roto. Lo introdujeron entonces en el lado del copiloto del Renault Clío, conduciendo uno de los hombres mientras el otro y Arrieta iban en los asientos posteriores.

De esta forma y llevándolo con la cabeza hacia abajo, de tal forma que no podía ver dónde le llevaban, condujeron durante un tiempo hasta llegar a una zona donde había unas cañas. Allí detuvieron el vehículo, sacaron a Florin y le arrastraron por el suelo y le pusieron la navaja en el cuello, pidiéndole el número pin de la tarjeta bancaria y diciéndole que si no les daba el número correcto “sabes lo que te va a pasar”. Florin se lo dio y Mohamed Achraf Darai, José Antonio Meléndez y Hedangeline Candy Arrieta se marcharon en el vehículo de Florin, dejando a éste allí maniatado y amordazado.

Tras irse sus asaltantes, Florin intentó quitarse las ataduras que le habían puesto, consiguiéndolo al cabo de unos minutos. Se fue corriendo, llegando hasta una casa en la localidad de Gallur, donde pidió ayuda a la Guardia Civil que inició una investigación que dio con los encausados.

La sentencia no es firme y puede ser recurrida por la defensas, ejercidas por los abogados Carmen Sánchez Herrero y Luis Ángel Marcén.  Falta un juicio por el mismo modus operandi cuya víctima fue un vecino de Tudela