La enorme colección ilegal de animales disecados intervenida al hijo de Ros Casares en la localidad valenciana de Bétera podría acabar en museos de Valencia y Madrid si el empresario no acredita su procedencia y aporta en los próximos días toda la documentación de cada uno de los especímenes al Juzgado de Instrucción número dos de Llíria. Los ejemplares están tan bien conservados y el trabajo del taxidermista está tan logrado que sería una irresponsabilidad destruir las piezas intervenidas, según fuentes de la investigación, más aún teniendo en cuenta que 405 de los especímenes pertenecen a la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (Cites), y algunos de ellos ya están extinguidos como el oryx dammah o, prácticamente extintos, como el addax o el tigre de bengala.

Agentes del Seprona de la Guardia Civil localizaron 1.090 animales disecados una nave de Bétera de más de 50.000 metros cuadrados. Entre las piezas intervenidas había 198 colmillos de marfil, cuyo precio en el mercado negro está entre los 45.000 y los 90.000 euros el kilo.

A la espera de un análisis en profundidad de las piezas halladas al investigado por los delitos de contrabando y contra la fauna, el Instituto Armado calcula que el valor aproximado de los animales que atesoraba el empresario valenciano asciende a más de 29 millones de euros.

El empresario deberá ahora justificar una a una la tenencia de las piezas reseñadas y entregar la documentación sobre su procedencia. Respecto al taller de taxidermia que hizo los trabajos, por el momento los investigadores no han llegado hasta él y se desconoce si éstos se realizaron en España o en el extranjero.

Dada la envergadura del material intervenido, una de las mayores colecciones de este tipo en Europa, los animales se han quedado en la nave de Bétera, la cual permanece precintada.