Un agente inmobiliario localizó hace más de una semana el cadáver de Yurian Cabrera Tacoronte en una casa abandonada del barrio de La Isleta. Yurian, de 35 años, llevaba desaparecido desde hacía dos años y su cuerpo fue localizado en avanzado estado de descomposición que dificulta su identificación, por lo que la Policía Nacional ha tardado varios días en informar a su madre de que la principal hipótesis es que se trata de Yurian, a la espera de conocer los datos del cotejo del ADN.

El Grupo de Homicidio mantiene una investigación para tratar de determinar las causas de la muerte. Según Toñi Tacoronte, madre del fallecido, el caso se encuentra bajo secreto de sumario y apenas tienen información, más allá de que tendrán que esperar varias semanas para poder darle sepultura al cuerpo porque los investigadores tienen que esperar para recibir datos de la autopsia.

Yurian Cabrera fue encontrado en el interior de una vivienda abandonada de la calle Artemi Semidán de La Isleta, donde se sospecha que ha permanecido durante todo este tiempo. El agente inmobiliario informó a la Policía Nacional del hallazgo, encargándose los agentes de Homicidio de recoger las pesquisas para iniciar una investigación con la que tratar de determinar las causas del fallecimiento, según indicaron las fuentes consultadas.

«Llevo dos años sufriendo una auténtica agonía. Esperando noticias, esperando la llamada que me diga que saben algo de él o que han detenido a sus verdugos, pero no llega». Toñi es la madre de Yurian Cabrera Tacoronte, desaparecido en Las Palmas de Gran Canaria en mayo de 2020. Hace dos meses denunciaba en el portal de sucesos e investigación CASO ABIERTO, de Prensa Ibérica, su ausencia. Vivía pegada al teléfono, con el corazón desgarrado de tanto buscar. La llamada se ha producido de la peor forma posible, tras dos años de ausencia, ha sido localizado su cuerpo sin vida, «solo sé que es él, no sé más». 

El 12 de mayo de 2020, tras cantarle cumpleaños feliz, salió de casa. Fue la última vez que estuvieron juntos. «Yuri salió con lo puesto, no llevaba móvil ni documentación», denunciaba Toñi. Tras un par de días sin respuesta, «pensé que estaría con algunos amigos, no lo sé», salió en su búsqueda.

Contactó con su entorno, indagó, batió. No había nada que llevara a él. «Busqué a mi hijo por sitios por donde él solía parar y, al no encontrarlo por ninguna parte, fui a denunciar».

Difundió su imagen, gritó su nombre. «Llegó una persona que lo conocía y me dijo que a Yuri lo cogieron, lo mataron y lo desaparecieron». Fue la primera vez que oyó esa versión.

Pasaron los días, sin datos, sin avance, sin respuestas y llegó la carta. Un mensaje anónimo que arrancaba con un: «No digas nada a la policía», recordaba su madre. «Que no comunicara nada, pero que me lo decía porque apreciaba mucho a mi hijo». El texto daba detalle de quién y cómo, «fueron a por él, me lo mataron», explicaba todos los detalles de la desaparición. «Tenía la esperanza de que mi hijo se hubiera marchado a otra isla y me llamara, pero mi hijo no se va dos años y me tiene así».

Ha sonado el teléfono. SOS Desaparecidos, que siempre acompañó a Toñi, desactiva su alerta. La respuesta ha llegado. Yurian está, pero no está.