El relato de la tragedia en Pravia: un violento criminal a la fuga, el héroe caído que evitó una masacre de ciclistas y una persecución de película

El joven que atropelló con un coche robado al guardia civil Dámaso Guillén tras herir con un hacha a dos vecinos estaba llamando al 112 para entregarse cuando fue descubierto por la Benemérita, agazapado junto al río Nalón

Sara Arias / F. Jiménez / L. B.

Un acto heroico. El agente de Tráfico de la Guardia Civil Dámaso Guillén, de 49 años y vecino de Oviedo, perdió la vida este sábado en Beifar, en Pravia, mientras realizaba labores de seguridad en una prueba ciclista de cadetes tras ser arrollado por un vehículo que se saltó el corte de vía. El conductor, Y. T. L., había robado minutos antes el coche tras agredir con un hacha a dos personas en la misma localidad. El guardia interceptó con su moto el paso del coche e impidió así que este impactase contra el pelotón, en el que iba una treintena de jóvenes de entre 16 y 18 años. Su acción evitó una tragedia mayor. El conductor del coche robado, que se dio a la fuga durante tres horas, fue finalmente detenido y será puesto a disposición judicial.

"Evitó una tragedia mayor, si no hubiese frenado contra él, si no hubiese parado el coche, hubiese matado al otro compañero que estaba con él y a la mayoría del pelotón, en el que iban unos treinta chicos de cadete", señaló uno de sus superiores del agente fallecido.

Antes del choque, el detenido había tenido una fuerte trifulca en una vivienda del barrio de La Viesca, donde vivía desde hace cinco meses "en régimen de acogimiento porque me había dado pena", explicó el propietario de la misma a los vecinos. Por razones que se desconocen, ambos discutieron y el ahora detenido, mientras amenzaba de muerte a su benefactor, le propinó dos hachazos que le ocasionaron heridas en la espalda y en una muñeca. También provocó daños en el coche del propietario de la casa en la que vivía, que fue evacuado al Hospital Universitario San Agustín de Avilés ante la gravedad de las lesiones.

En la zona, donde solo hay tres casas, se encontraban Valentín Fernández y Pura López, un conocido y querido matrimonio que estaba en las labores del campo. El hombre, ya septuagenario, trató de mediar y reducir al agresor. En ese momento recibió también un hachazo en la mano, que le produjo un profundo corte, y un golpe en la cara que le rompió la nariz. En ese momento la mujer salió en busca de la Guardia Civil para buscar protección.

El presunto agresor, que responde a las iniciales Y. T. L., apenas era conocido en Beifar aunque los vecinos de esta localidad praviana habían advertido que "recibía visitas raras y ocasionales". No obstante, admiten que nunca había pasado nada raro y mucho menos tan violento como los hechos acontecidos ayer.

Tras los hachazos, sobre las 18 horas, el delincuente inició su huida del lugar. Robó un vehículo, modelo Renault Laguna, aparcado en las inmediaciones de Beifar y propiedad de un pescador que en esos momentos se encontraba en la ribera del río Nalón, en plena temporada de pesca. Así pues, el ahora detenido emprendió su fuga. Se incorporó a toda velocidad a la carretera AS-236, que une Grado y Pravia, en la que se desarrollaba el Trofeo Santiago y Santa Ana de ciclismo junior, organizado por la Escuela de Ciclismo Santi Pérez de Grado. Allí estaban compitiendo más de treinta jóvenes ciclistas, a los que el agente Guillén custodiaba en el marco del dispositivo de seguridad de la carrera.

El kamikaze accedió a la vía a gran velocidad y en dirección contraria al sentido de la carrera que, lamentablemente, en ese justo instante pasaba por Beifar. Pese a las advertencias de los agentes de la Benemérita que cortaban el paso al tráfico, siguió con su loca carrera hasta arrollar a Guillén, que iba en moto abriendo la carrera. El guardia trató de interponerse para evitar la gran desgracia de que el vehículo impactase contra los ciclistas. Por desgracia, el agente falleció en el acto y no pudieron salvarle pese a que los sanitarios de las ambulancias intervinieron rápidamente y trataron de reanimarlo sin éxito.

"Íbamos ocupando todo el ancho de la calzada para proteger a los ciclistas, con la bandera roja, cuando se saltó el corte saliendo de un acceso de tal manera que no hubo tiempo para hacer nada", detalló un compañero de la Benemérita que presenció los hechos.

Escapada

Tras el mortal atropello, en el que fruto del impacto la moto del guardia civil acabó unos cuarenta metros desplazada del lugar del siniestro, el kamikaze se bajó del coche y emprendió la huida por las vías del tren en dirección a Forcinas, en Pravia. Rápidamente se activó un dispositivo de búsqueda y captura, con la zona tomada por agentes de la Guardia Civil. Desde el aire, el helicóptero de la Benemérita rastreaba palmo a palmo para dar con el autor de los hechos y proceder a su detención. Las autoridades pidieron a los vecinos de la zona que se quedasen en sus casas ante la peligrosidad del fugado, que ya había mostrado la violencia con la que se desempeña, dejando un cadáver en el camino.

Se trata de un joven problemático y peligroso, ya conocido por los agentes, que en el momento de la huida vestía una camiseta gris, un pantalón pirata gris y zapatillas blancas. Los agentes también informaron a los vecinos de que se trataba de un joven moreno, de ojos azules, de no más de 1,70 metros de altura. "Teníamos el pueblo tomado por guardias, un helicóptero sobrevolando, nos recomendaron meternos en casa, cerrando puertas y ventanas porque parece que es un tipo peligroso", señaló un vecino.

Tres horas de persecución

La persecución por los montes de la zona duró tres horas. El atropello se produjo en torno a las seis de la tarde y fue detenido cerca de las 21.30 horas. La Guardia Civil desplegó un amplio dispositivo por tierra y aire en la zona para detener al kamikaze que, finalmente, fue interceptado en los alrededores del pueblo. Se había escondido, agazapado entre la maleza, en la ribera del río Nalón tratando de evitar su detención.

Fue avistado por el helicóptero de la Guardia Civil que de inmediato dio aviso a las patrullas que se encontraban peinando la zona en tierra con la posición exacta del fugado. De hecho, una pareja de la Benemérita que se encontraba ya cerca fue la que procedió a la captura del delincuente, un conocido de las fuerzas y cuerpos de seguridad. El kamikaze estaba en esos momentos llamando al Servicio de Emergencias del Principado de Asturias (SEPA), a través del 112, para entregarse a la Benemérita. En la llamada afirmó haber matado a un hombre.

La muerte de Guillén dejó a todos destrozados. Sus compañeros que iban en la carrera estaban todos muy afectados, incapaces de creer lo sucedido. "Si no está él allí, se hubiera producido una desgracia", dijo uno de sus compañeros, quien destacó la heroica actuación de Guillén quien, con su moto, evitó que muriesen más personas ya que el delincuente circulaba en sentido contrario al pelotón. Uno de los agentes destacó que de no ser por Guillén el vehículo se hubiera llevado por delante a los jóvenes deportistas.

"Salvó a muchas personas porque, si no llega a parar el coche, se hubiera llevado el pelotón por delante", aseguró también el presidente de la Escuela de Ciclismo Santi Pérez de Grado, Manuel Prieto, organizador de la prueba ciclista, el Trofeo Santiago y Santa Ana de Ciclismo Junior. Unas declaraciones a las que también se sumó la Federación de Ciclismo del Principado de Asturias. "Fue una actuación heroica", destacó Prieto.

Dámaso Guillén, un héroe "alegre y extrovertido", natural de Jaén

La Guardia Civil llora una gran pérdida. La del agente de la agrupación de Tráfico Dámaso Guillén, fallecido ayer a sus 49 años tras ser atropellado por un conductor a la fuga en Beifar (Pravia). Los compañeros, que le recordarán para siempre como un hombre "alegre y extrovertido", han sido golpeados por la tragedia que segó la vida de Dámaso cuando cumplía con su deber escoltando en su moto una prueba ciclista de jóvenes. Guillén era natural de Jaén aunque desde 2008 vivía en Oviedo, donde había sido destinado por la Benemérita al destacamento de Tráfico. Un trabajo que desarrollaba de manera ejemplar y comprometida, según apuntaron. Vivía en la casa-cuartel de Rubín, en Oviedo, con su mujer, que trabaja en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), y su hija, de tan solo13 años. Además, era una persona muy conocida en la ciudad ovetense, destacaron sus compañeros, pues tenía un carácter muy abierto y simpático "como andaluz que era", resumía uno de los agentes. "Era muy buena gente", recordaba otro de los guardias civiles que este sábado presenciaron la fatal desgracia. Todos ellos destacaron el acto heroico que realizó Guillén en su último servicio, poniendo a salvo a más de treinta adolescentes que iban en el pelotón de la prueba ciclista por cuya seguridad velaba la Benemérita.

Valentín Fernández, el septuagenario que trató de desarmar al agresor

Valentín Fernández, a la izquierda, junto al coche. | R. S. A.

Valentín Fernández, a la izquierda, junto al coche. | R. S. A. / Sara Arias / F. JiménezS. A. / L. B. S. A./ F. J.,

Valentín Fernández lleva en su nombre una de las cualidades que definen su personalidad, la valentía. Este septuageniario vecino de Beifar, en Pravia, demostró este sábado su entereza y coraje al intervenir en la trifulca que el detenido por el atropello del guardia civil, Dámaso Guillén, había tenido antes de iniciar su fatal huida. Fernández no lo dudó y trató de desarmar al delincuente, que portaba un hacha. Tras un forcejeo, recibió un corte profundo en la mano y un golpe en la cara. Pero las lesiones que le produjo el supuesto agresor antes de iniciar su huida no impidieron que Valentín se sumase al dispositivo de rastreo para dar con el huído. Después, acudió al centro de salud de Pravia, donde le curaron las heridas. Por parte, su mujer, Pura López, fue clave para la investigación pues su testimonio fue "muy importante" de cara a saber por donde huyó el ya detenido. Así lo destacaron los agentes que participaron en la búsqueda. Beifar tiene entre sus vecinos a un matrimonio valiente y colaborador.

LA CRONOLOGÍA

La carrera ciclista, llena de jóvenes de 16 a 18 años

La carrera. | Roberto Menéndez

La carrera. | Roberto Menéndez

El Trofeo Santiago y Santa Ana de Ciclismo Junior, organizado por la Escuela de Ciclismo Santi Pérez de Grado, discurría por la carretera AS-236 entre Grado y Pravia con un pelotón de jóvenes ciclistas (en la foto) de entre 16 y 18 años recorriendo los concejos de Grado, Candamo y Pravia. 

Una trifulca con dos heridos de hacha, antes del atropello

Estado del coche tras el accidente. | Roberto Menéndez

Estado del coche tras el accidente. | Roberto Menéndez

El detenido, Y. T. L., mantuvo una pelea con el propietario de la vivienda que le había acogido por pena. Le clavó el hacha en la espalda y una muñeca. Después huyó en un coche robado. En la imagen, el estado en que quedó el vehículo tras el choque con la moto.

El kamikaze arrolló al agente de Tráfico en segundos

La moto. | Roberto Menéndez

La moto. | Roberto Menéndez

El ahora detenido accedió a toda velocidad a la carretera en la que se celebraba la prueba, que iba abriendo Guillén con otro compañero. En segundos apareció el vehículo que el fallecido interceptó con su moto logrando evitar que arrollase al pelotón. A la izquierda, el estado en que quedó la moto.

Agazapado en la ribera del Nalón tras una fuga de tres horas

El cuerpo del agente fallecido, tapado. | Roberto Menéndez

El cuerpo del agente fallecido, tapado. | Roberto Menéndez

El kamikaze abandonó el lugar del accidente corriendo a pie por el monte. La Benemérita le buscó por tierra y aire. Fue el helicóptero el que le encontró agazapado en la ribera del río Nalón, y fue detenido por una patrulla que se encontraba en la zona. En la imagen, el cuerpo del agente fallecido, tapado.

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