Investigación en marcha

El asesino de Canovelles capturó a cinco rehenes durante su huida a Murcia

El primer coche que Roger L.S. detuvo a punta de pistola para huir del club de tiro fue el de un matrimonio de ancianos, que lo trasladaron hasta Granollers

El asesino de Canovelles capturó a cinco rehenes durante su huida a Murcia.

El asesino de Canovelles capturó a cinco rehenes durante su huida a Murcia.

Guillem Sánchez

Roger L.S., el exmilitar de 20 años que el sábado 8 de abril mató a un instructor de tiro en Canovelles (Vallès Oriental), se metió a punta de pistola en tres coches distintos en su huida hasta Murcia, donde fue finalmente arrestado a las 08.00 horas del domingo 9 de abril. El joven retuvo en una fuga que duró más de doce horas, y que se alargó durante la noche del sábado al domingo, a un total de cinco rehenes. En el primer coche viajaba un matrimonio de ancianos, en el segundo, una conductora que iba sola y en el tercero, y último, dos chicas de su misma edad, a las que sometió al calvario más largo y que se alargó once horas y un viaje de más de 600 kilómetros.

Tras descerrajar cinco tiros a su víctima, a la que atacó por la espalda y sin que mediara discusión alguna, y encañonar a otro socio, Roger huyó a pie del Club de Tir de Precisió de Granollers a las 19.30 horas del sábado. Tras cubrir andando una distancia de solo unos pocos metros, el exmilitar, que se había llevado dos pistolas y munición de la galería de tiro, paró al primer vehículo de los tres que acabó usando en su huida. Lo abordo en plena carretera. En ese coche viajaba un matrimonio formado por dos personas mayores a las que amenazó apuntando con una de las pistolas. Roger se metió en el turismo y junto a los ancianos, a los que intimidó seriamente, se desplazó hasta Granollers.

En Granollers cambió de coche. En una gasolinera, secuestró a una segunda conductora, una mujer que iba sola. De nuevo amedrentando con el arma, la obligó a trasladarlo a Barcelona. En la capital catalana, bajó de aquel segundo vehículo y se acercó a dos jóvenes veinteañeras que se encontraban en un lavacoches ubicado junto a la Ronda de Dalt, en la avenida de Esplugues. Las chicas estaban limpiando su coche y Roger, como había hecho en los casos anteriores, las abordó esgrimiendo un arma de fuego, se metió en su coche, y les pidió que entraran y condujeran siguiendo sus órdenes. Así comenzó la retención ilegal más dura, la que sufrieron estas dos chicas.

La retención más larga

Las dos jóvenes subieron al coche, arrancaron y se alejaron del lavacoches de Barcelona. Las dos pistolas que Roger había robado del club y que usó para asustarlas eran un revólver Wesson de 38 mm con 36 cartuchos y una Daewoo de 9 mm con 12 cartuchos. También llevaba encima una navaja.

Las dos chicas, temiendo por su vida, obedecieron cada una de las indicaciones del exmilitar. Primero indicó que condujeran hacia Tarragona. Después cambió de opinión y decidió ir a València. Luego quiso seguir hasta Albacete. Por último, decidió que lo llevaran a Murcia.

Dos atracos frustrados

Durante el trayecto, Roger quiso atracar un supermercado Lidl y también una gasolinera. Encañonando a una de las dos chicas, la obligó a bajar del coche y se acercó con ella hasta el comercio, pero estaba cerrado. Tras aquel intento frustrado, pretendió atracar la gasolinera y repitió el sistema, pero también la halló cerrada y sin modo de acceder a su interior. Desistió y el coche terminó llegando a la ciudad de Murcia.

Al entrar en Murcia, debido a su desconocimiento de las calles murcianas, tomaron un carril en sentido contrario por una de las principales vías urbanas. Tal como explicó este diario, una agente de la policía local que iba en motocicleta se percató de la infracción y detuvo su marcha. Las chicas dialogaron con la policía ocultando que estaban siendo retenidas ilegalmente por Roger. La agente no notó nada extraño y los dejó marcharse. Roger, según subrayan ellas, les soltó al reanudar la marcha que acababan de salvar la vida a la funcionaria porque si hubiera pretendido identificarlo la habría matado.

Agotamiento

Tras aquel incidente, las dos jóvenes, que llevaban once horas encerradas en aquel coche, le hicieron saber a Roger que estaban muy cansadas. Habían conducido bajo un estrés difícil de explicar durante toda la noche. Roger accedió a liberarlas y dejó caer que seguiría su viaje "en autobús", una pista falsa. Sobre las 08.00 horas, el pistolero bajó del coche en una rotonda y las jóvenes, solas de nuevo, entraron en una gasolinera Repsol para pedir ayuda.

Los agentes de la Policía Nacional Jesús Marín y Héctor López lo hallaron en la estación de ferrocarril El Carmen sobre las ocho y media de la mañana, sentado entre el resto de viajeros. Ese domingo era día de procesiones en la ciudad y había unas cuarenta personas en el hall, una afluencia que disuadió a los policías de sacar el arma. Los uniformados tuvieron que reducirlo abalanzándose sobre él, que forcejeó e intentó sacar una de las pistolas. López y Marín se lo impidieron y le colocaron los grilletes. Roger les preguntó entonces que por qué no lo habían matado. 

Roger será trasladado próximamente a disposición del juzgado de Granollers, que instruye una causa contra este joven por un homicidio y cinco retenciones ilegales: las dos del matrimonio de ancianos, la de la conductora que lo llevó hasta Granollers y las dos últimas de las dos jóvenes que lo condujeron hasta Murcia.

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