El guardia civil que mató a su expareja en Oia la esperó durante horas y usó una escopeta ilegal

Un juzgado de Tui instruía la denuncia de la mujer, que había unido en sus declaraciones una agresión reciente y otra antigua en Asturias

Minuto de silencio ante la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra. | FdV

Minuto de silencio ante la Subdelegación del Gobierno en Pontevedra. | FdV / M. Fontán /

M. Fontán /L . A. V.

Esperó durante horas a la víctima armado con una escopeta de caza ilegal. Víctor G.D., el guardia civil que el sábado asesinó a su expareja Ana Vanessa Serén a las puertas del camping de Oia (Pontevedra) donde ella trabajaba, permaneció toda la mañana aguardando a que la mujer saliese. Sentado en la furgoneta con la que se trasladó hasta allí –al parecer la había alquilado– estacionó ante el establecimiento y mascó su ataque. Cuando Vanessa acabó su jornada laboral y salió, a las cuatro de la tarde, le disparó con el arma de fuego y huyó, suicidándose seis horas después cuando ya estaba acorralado por el dispositivo policial en un monte cercano.

«Una furgoneta estuvo a lo largo de la mañana en la entrada del camping, sí, varias personas la habían visto», confirmaba ayer Beatriz González, la directora del establecimiento. Esa larga espera en un vehículo que no era de su propiedad y el hecho de que fuese armado con una escopeta obtenida ilícitamente –al agente le habían retirado tiempo antes su pistola reglamentaria y estaba relegado en el cuartel de Baiona a tareas administrativas– evidencian la planificación de este crimen que ayer fue confirmado por el Gobierno como de violencia machista.

Vanessa y Víctor se conocieron hace años, cuando él estaba destinado en Asturias (pasó 17 años en Castropol). Y fue precisamente en Asturias donde la mujer puso la primera denuncia contra él por violencia de género, en noviembre de 2021. La detención en Castropol la llevó a cabo la patrulla de Tapia, pero ese caso no salió adelante. El delegado del Gobierno en Galicia, José Ramón Gómez Besteiro, informó ayer de que tras esa denuncia la pareja continuó la convivencia. Amigas de la víctima relataron que la mujer desistió porque, cuando fue a declarar, no se había sentido «respaldada» como víctima.

No se sintió "respaldada"

La siguiente denuncia la presentó el pasado mes de abril. Vanessa, según relató su círculo íntimo, tuvo que ser trasladada al Hospital de Vigo por una patrulla policial que la auxilió tras ser agredida, al parecer en una mano y en un ojo, por su excompañero sentimental cuando viajaba con él en un vehículo. Cuando eso sucedió la pareja estaba rota y la mujer ya residía con la vecina de Oia que la acogió tras dicha ruptura. La víctima había relatado a sus amigas que el hombre la insultó y golpeó después de preguntarle insistentemente a dónde se iba a ir a vivir.

Esa denuncia de abril conllevó, según informó ayer el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), el arresto del guardia civil y llegó al Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Vigo el 5 de abril. Esta sala decretó la puesta en libertad del detenido pero acordó una orden de alejamiento y de prohibición de comunicación que seguía vigente cuando este pasado fin de semana ocurrió el crimen.

No se llegó a celebrar ningún juicio rápido porque Vanessa relató dos episodios distintos de violencia de género –uno de ellos el de Asturias– por lo que el juzgado no disponía de todas las pruebas necesarias para el enjuiciamiento inmediato. El juez de Tui requirió a la mujer para que aportase el parte de lesiones que faltaba, que se entregó el 23 de mayo, hace apenas dos semanas. Al día siguiente el juzgado lo remitió al Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga) para realizar el preceptivo informe.

Otra novia en Vegadeo

Ayer desde la Xunta se instó a revisar los errores del sistema de protección. «Lo grave» en este caso, dijo la Consejera de Igualdad, es no haber sido «capaces de controlar al agresor para que no incumpliese el alejamiento».

Desde que en abril se acordó el alejamiento, el grupo EMUME de la Guardia Civil había realizado 56 intervenciones policiales de protección y comprobación con Vanessa, que había sido considerada de «riesgo medio». Una de las grandes demandas de los colectivos contra la violencia de género es el control de los maltratadores con pulseras telemáticas. El guardia civil no llevaba este dispositivo ya que, informó el TSXG, «al margen de si procedía o no», ni el fiscal, ni la acusación particular ni la defensa la pidieron tras su arresto de abril.

En Galicia ayer se sucedieron los minutos de silencio por el nuevo asesinato machista y en Asturias también hubo tiempo para la reflexión. Al menos hay constancia de que el guardia civil tuvo una novia anterior en Vegadeo, sin que se conozca que hubiera ninguna denuncia por maltrato sobre esa pareja.