Accidente en el área de entrenamiento de Peralejos
Muere un piloto del Ejército del Aire tras estrellarse con un caza F-18 en Teruel
El piloto completaba un vuelo de entrenamiento junto a un compañero que viajaba en otro monoplaza y que fue testigo del impacto
Hay abierta una investigación para determinar las causas del siniestro

Agencia ATLAS | Foto: EFE
Alfonso Tremul / Juan José Fernández
La localidad turolense de Peralejos rememoró este viernes a mediodía viejos fantasmas del pasado con la muerte de un piloto del Ejército del Aire y del Espacio, el teniente coronel Pablo Estrada Martín, tras estrellarse con un caza F-18 mientras ejecutaba un vuelo de entrenamiento en un área de la provincia de Teruel delimitada para el adiestramiento de pilotos. Lo hizo en el mismo término municipal, el de Peralejos, en el que el 4 de mayo de 1984 perdieron la vida otros dos compañeros de filas, los capitanes José Manuel Hernández Ferri y Gonzalo Gracia Ramos, al estrellar un F-4 Phantom II. Por el momento no han trascendido las causas del accidente más allá de que Estrada Martín ejecutaba las maniobras con un compañero que, precisamente, dio la voz de alarma al ser testigo del fatal desenlace.
El siniestro tuvo lugar en torno a las 13.00 horas en una zona alejada del núcleo urbano de un municipio cuya población no rebasa la barrera del centenar de habitantes. Al respecto, el alcalde de Peralejos, Carlos López (PP), precisó a este diario que el avión cayó «a unos cinco kilómetros del pueblo» sin que él fuera testigo del impacto, pero sí del «fuego». En ese momento se activó el protocolo establecido ante el accidente de una aeronave, de ahí la movilización de varias patrullas de la Guardia Civil, ambulancias, Protección Civil e incluso otras tantas dotaciones de bomberos de la Diputación Provincial de Teruel (DPT) para sofocar las tímidas llamas desencadenadas a raíz del impacto del F-18.
Tal y como avanzó El Periódico de Aragón, y confirmó posteriormente el Ejército del Aire a través de su cuenta de X (antes Twitter), el fallecimiento del piloto fue inmediato. Y, como los restos del aparato quedaron muy diseminados, la zona ha permanecido custodiada a lo largo de esta pasada noche por varias patrullas del Instituto Armado para evitar «la presencia de curiosos». Hasta el lugar de los hechos también se desplazó el titular del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Teruel, en funciones de guardia, si bien al tratarse de un accidente militar la causa se va a inhibir en favor del Juzgado Togado Militar Territorial número 32 de Zaragoza. E incluso las pesquisas podrían pasar a estar dirigidas desde Madrid dado el escalafón que ocupaba el fallecido en la escala militar.
En cualquier caso, la autorización para el levantamiento del cadáver se decretó pasadas las 16.00 horas, poco antes de que se personaran en la zona los responsables de la Comisión para la Investigación Técnica de Accidentes Aéreos. Así lo manifestó ante los medios de comunicación el delegado del Gobierno en Aragón, el socialista Fernando Beltrán, quien aventuró que al compañero de vuelo se le tomará declaración en fase de instrucción para averiguar «qué vio desde el aire». Este último, para entonces, ya había regresado a la Base Aérea del Ala 12 en Torrejón de Ardoz (Madrid), donde ambas aeronaves tienen su hangar.
Se da la circunstancia de que el aparato accidentado se estrelló a apenas cinco kilómetros del punto exacto en el que hace 40 años impactó un F-4 Panthom II con el resultado de muerte de sus dos tripulantes, los capitanes José Manuel Hernández Ferri y Gonzalo Gracia Ramos. Este lunes, precisamente, se había convocado un homenaje en memoria de las dos víctimas junto al monolito que fue sufragado en su día por el Ejército del Aire y del Espacio.

Imagen de la zona donde se ha producido el accidente. / Aragón TV
Encuentro con el rey Felipe VI
A ambos mandos se suma ahora el teniente coronel Estrada Martín, una figura de renombre en las filas del Ejército del Aire y del Espacio. Sin ir más lejos, el pasado mes de junio, el rey Felipe VI visitaba la base lituana de Sialiau para supervisar un ejercicio de defensa en el que participaron dos cazas españoles. Allí, el monarca estuvo acompañado por el presidente de Lituania, Gitanas Nauseda, y también por el ahora fallecido. Y es que Estrada Martín lideraba el contingente de 150 militares del Ejército del Aire y del Espacio que el pasado 26 de marzo partieron rumbo a Lituania para desplegarse en la misión de Policía Aérea del Báltico (BAP) de la OTAN. Ese día, el teniente coronel destacó «la importancia de la misión» a la que marcharon «alegres y orgullosos» sabiendo que lo iban «a hacer bien».

El teniente coronel Pablo Estrada Martín, junto al Rey Felipe VI, durante unas maniobras en Lituania. / EFE | MARISCAL
Una vez se confirmó oficialmente la defunción del teniente coronel, no se hicieron esperar las reacciones en forma de pésame desde diferentes esferas políticas, como fueron los casos del presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, o el presidente del Gobierno de Aragón, Jorge Azcón. Ambos expresaron sus condolencias a los familiares y amigos del finado a través de sus cuentas de X (antiguo Twitter). «Nos unimos al dolor de sus familiares y amigos. Descansa en paz, compañero», expresó también el Ejército del Aire y del Espacio en sus redes sociales.
Un veterano con prestigio y casi 2.400 horas de vuelo
El teniente coronel Pablo Estrada Martín acababa de cumplir 49 años de edad y deja esposa y cuatro hijos. Se formó en la Academia General del Aire de San Javier (Murcia), integrando su 51 promoción. Con el entrenamiento de este fatídico viernes, superaba las 2.358 horas de vuelo a sus espaldas, lo que le convertía en uno de los pilotos más expertos del Ejército del Aire y del Espacio. En su carrera tenía ya anotadas 970 horas de vuelo en un caza F-18.
El teniente coronel Estrada estaba considerado en el Ejército de Aire como un miembro de la élite de pilotos de combate. A lo largo de su carrera tomó parte en misiones de patrulla sobre Afganistán y de policía aérea de la OTAN en el Báltico, a la que España aporta aviones del Ala 12 del Ejército del Aire. En esa unidad clave de las Fuerzas Armadas, el piloto fallecido era jefe de Fuerzas Aéreas. El teniente coronel Estrada estaba en posesión de la cruz y la encomienda de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, una medalla OTAN por su actuación en Afganistán y tres medallas del Mérito Aeronáutico.
En medio de la consternación que les produjo la noticia, compañeros suyos de promoción en la Academia General del Aire de San Javier refieren que Pablo Estrada era «un tipo genial, un pedazo de profesional».
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