Alberto Menéndez

Partidos fallidos

Análisis del bipartidismo y del triunfalismo excesivo

El bipartidismo es cuestionado por un sector de la población. En qué proporción es una interrogante que se comenzará a despejar a partir del 24 de mayo, en las elecciones autonómicas y municipales. En los recientes comicios andaluces sólo se pudo certificar el fracaso del PP, pero los dos partidos más votados siguieron siendo el Socialista y el Popular.

En Asturias, en las dos últimas consultas electorales, el tradicional bipartidismo quedó muy tocado. La irrupción de Foro, el partido fundado por Francisco Álvarez-Cascos una vez que Mariano Rajoy lo descartó como candidato popular a la Presidencia del Principado, acabó con la tradicional prevalencia del PP en el centro-derecha regional. En los últimos cuatro años el bipartidismo perdió vigencia en Asturias aunque es posible -al menos eso es lo que asegura la presidenta regional popular, Mercedes Fernández- que PSOE y PP se vuelvan a disputar el triunfo en Asturias dentro de un mes y diez días.

Para que ello fuera posible tendría que perder votos, y muchos, el partido casquista. Éste fue el que acabó con las expectativas de triunfo de los populares en 2011 y, ahora, podría ser el que propiciara su recuperación. Dirigentes del PP aseguran contar con encuestas que vaticinan un fuerte varapalo a Foro. No sería la primera vez que un partido con implantación en Asturias -cierto que ninguno de ellos llegó a gobernar- acaba desapareciendo. El primero fue UCD, todavía en los tiempos de la transición. Luego vinieron el CDS, el PAS y URAS.

Nadie, ninguna fuerza política, está libre de fracasar. Como tampoco se puede dar por concluido el bipartidismo. Pero lo que sí se puede asegurar es que la consolidación de un partido nuevo siempre es difícil. Y si no, ahí está el reciente caso de la UPyD de Rosa Díez. Por eso resulta extraño escuchar a dirigentes de Podemos anunciar que van a ganar las elecciones en varias comunidades autónomas, entre ellas Asturias. No parece este triunfalismo lo más apropiado en estos momentos. Sobre todo, porque de no conseguir el victoria, por muy buenos resultados que obtengan, para los seguidores de Pablo Iglesias, el no ser el partido más votado acabará siendo una frustración. Más o menos es lo que les pasó en Andalucía. Y, por lo visto, no han escarmentado.

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