En mi niñez el judo estaba prohibido, por lo que las clases eran en casa, sobre un colchón y con las contraventanas cerradas. Estas cosas hoy no se creen. Aunque no progresé casi nada, me quedó grabada la segunda lección (la primera fue la de los desequilibrios), que era aprovechar la fuerza del contrario en una acometida, para dejarse caer y voltear al atacante. Eso es lo que, consciente de ello o no, ha acabado haciendo Susana en Andalucía. Ahora todo el mundo sabe que de momento en España el pluripartidismo no lleva al pacto, sino al acoso del más votado. El escenario que así se dibuja es el de la parálisis, en un momento en que, para salir de la crisis, es crucial el dinamismo de los gobiernos locales y regionales, y su inoperancia sería un torpedo en la línea de flotación del país. Gracias a la ingenuidad de los opositores, la escena de Andalucía es el spot central de campaña.
