Carta al presidente del Principado.

Señor Presidente:

Hace más de diez años nos dejó un familiar muy cercano y, como consecuencia de ello, parte de su legado pasó a mi madre. Mi citada madre tiene una edad muy avanzada y yo soy uno de sus herederos. Si consideramos la desorbitada cantidad que tuvo que abonar entonces en concepto de liquidación del impuesto de sucesiones y, en su día, ojalá lo más lejano posible, el que tendré que liquidar yo cuando me sea transmitida su herencia, el resultado final será que se la habrán llevado ustedes en prácticamente su totalidad, todo ello a causa de un impuesto obsoleto e injusto, más propio de los tributos de la Edad Media que del siglo XXI, pero que, entre otras cosas, es obvio que contribuye a costear los salarios, jugosos y casi siempre inmerecidos, de nuestra clase política, lo que quizá sea una de las razones principales de su incomprensible e injusta permanencia en el tiempo.

En breve cumpliré la edad estatutaria de jubilación y procederé a ejercer tal derecho y, para evitar que a mis hijos en su día les ocurra otro tanto y, por ello, tengan que liquidar por un patrimonio por el que yo ya he pagado con creces, obviando lo que me dice el corazón y atendiendo a lo que me dicta el sentido común, me iré a residir a otra comunidad autónoma en la que nuestros derechos no se vean alterados por una conducta que nos ignora y, en consecuencia, en la que ya se haya subsanado tamaño abuso, ejemplo que, entérese usted de una vez, sé que han seguido y que van a seguir otras personas de mi entorno y condición. En consecuencia, entre la enorme presión fiscal que tenemos que soportar los asturianos y la mala gestión de los sucesivos gobiernos de esta maltratada tierra, que la ha puesto a la cola del país prácticamente en todas las áreas, y especialmente en la económica, va a llegar el momento en que se queden ustedes solos. Para finalizar y antes de irme me gustaría que me contestase a la siguiente pregunta: ¿Entre sus promesas electorales no estaba la supresión y/o corrección de dicho impuesto, o es producto de mi mente calenturienta que ve incumplimientos electorales e injusticias por doquier?

Un saludo y, si usted no lo remedia, como dice la canción, adiós para siempre, adiós.