En fecha reciente, cuando aún los asturianos disfrutábamos del Carnaval 2018, la intolerancia ha visitado el concejo de Pravia en forma de pintada deshonrosa en el monolito dedicado a las víctimas de la Guerra Civil española en la fosa de La Canalona, situada en el municipio de Pravia y parroquia de Agones, dejando un rastro de oprobio de las personas implicadas en la afrenta hacia mi familia.

Vivimos en una sociedad donde la intolerancia y el oprobio son, desafortunadamente, monedas de cambio. Sabido es que la intolerancia guarda relación con la educación recibida, y el oprobio, con la impotencia desasistida de la justicia.

Los familiares de las víctimas que yacieron en la fosa de La Canalona desde la infausta fecha de 24 de diciembre de 1937 queremos mostrar por este medio nuestra mayor de las repulsas al desalmado o desalmados que, disfrazados en la cobardía de la soledad del lugar, pintaron de negro la placa de identificación de la fosa y escribieron las letras HP en gran tamaño en el monolito dedicado a la memoria de nuestros familiares, quienes fueron vilmente asesinados sin mediar motivos políticos, sólo por razón de venganza personal, tal como se narra en la película "Escoréu, 24 d'avientu de 1937", muy bien dirigida por Ramón LIuis Bande, que desde hace meses viene representándose a todo lo largo y ancho de nuestra geografía.

Queríamos aprovechar la ocasión para agradecer de manera muy especial la colaboración de toda la gente, muy buena gente, que intervino de manera totalmente desinteresada en el proceso de exhumación de los restos de nuestros familiares: el actual alcalde de Pravia, quien movió los primeros hilos hace más de un año, a petición de mi padre; Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), incluyendo a todos los investigadores y colaboradores venidos de nuestra y otras regiones, y Asociación Aranzadi del País Vasco, asociaciones ambas que están cubriendo el hueco, con nulos recursos económicos, frente a la dejadez del Gobierno central en el cumplimiento de la ley de Memoria Histórica, lo que conlleva un flaco favor a nuestra democracia, ya que las heridas de nuestra Guerra Civil no se cerrarán mirando hacia otro lado, sino dando sepultura a todos los muertos que yacen en las cunetas a todo lo largo y ancho de nuestro país.

Sólo pedimos dignidad, no reclamamos justicia ni rumiamos venganza.

Ojalá que un día este país despierte, y todos los partidos políticos comprendan que sólo así se puede construir un país con futuro para nuestros hijos; con estos mimbres nos dirigimos de cabeza a la cloaca.

Desde aquí queremos de paso animar a todas las personas que desconocen el paradero de sus víctimas de la Guerra Civil española, que sólo en Asturias son legión; no tengan miedo, la sociedad está cambiando, y ustedes son parte importante de ese cambio.