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Autocaravanas, hacia un modelo de calidad

La necesidad de ordenar una forma de turismo que va en auge

El turismo en autocaravana es importante y desde el sector turístico lo vemos con interés. Hay un amplio número de personas a las que les gusta desplazarse y hacer turismo con estos vehículos. Nada que reprochar, siempre y cuando se cumpla con las normas en cuanto a su estacionamiento y ubicación. Lo que ocurre es que hay un número de autocaravanistas que no lo hacen e invaden aparcamientos en playas y espacios de interés turístico para pernoctar deteriorando estas zonas y causando un perjuicio a las empresas turísticas.

Asturias cuenta desde 2007 con un Reglamento de Campamentos de Turismo, que afecta también a las caravanas y que prohíbe todo tipo de acampada libre y restringe a los llamados campamentos de turismo la permanencia y pernoctación de estos vehículos.

Asturias, además, dispone de un importante número de empresas turísticas, excelentes campings profesionales, que pagan sus impuestos religiosamente, que ofertan espacios y parcelas de calidad y toda una completa gama de servicios para que los turistas de autocaravana reciban una atención de calidad en consonancia con la que se ofrece en otros modos de alojamiento y por la que todo el sector turístico asturiano está esforzándose diariamente en conseguir.

Muchos ayuntamientos -afortunadamente hay excepciones como, nuevamente, Ribadesella- no han dudado a la hora de ofrecer desde el ámbito público espacios gratuitos para el aparcamiento y el estacionamiento y pernocta de estos vehículos y han ido desarrollando unas llamadas áreas de descanso para autocaravanas que en muchos casos son simples zonas de aparcamientos que apenas ofrecen servicios y que carecen de mantenimiento. Son espacios donde por su falta de mantenimiento se llegan a rebosar los sumideros de aguas grises generando espacios degradados y malolientes, auténticos vertederos.

Y la mayoría sin ningún control sobre los vehículos ni los ocupantes, ni vigilancia, ni mantenimiento (los propios alcaldes dicen que no tienen presupuesto para ello) y en unos tiempos especialmente sensibles para garantizar la seguridad.

La falta de este control y la permisividad está haciendo que las autocaravanas también se sitúen en caminos, en los arcenes de carreteras locales, en aparcamientos de playas, invadiendo aceras e impidiendo el paso de los vecinos, situándose siempre en zonas de alto valor paisajístico y cerca de puntos de interés turístico, produciendo un deterioro visual y medio ambiental enorme. Y si necesitamos ejemplos, el entorno del Faro de Ortiguera, la playa de Rodiles o la de Verdicio o las estaciones de esquí, aportan buenas muestras.

Y lo más grave es que son los propios ayuntamientos los que favorecen que esto se produzca, aportando estos espacios y regalando el agua y el saneamiento en contra de los empresarios que pagan ese agua y ese saneamiento con sus impuestos. Es el momento de mirar hacia el modelo europeo que obliga al registro de los autocaravanistas y les cobra por los servicios que les ofrece.

Y frente a esto, creemos que tanto el gobierno del Principado, como los ayuntamientos y las fuerzas del Estado deben dirigir sus acciones para evitar este caos. Va a hacer dos años que el Principado inició la tramitación de un Decreto para actualizar el mencionado Reglamento de Campamentos de Turismo de 2007, en el que, entre otras cuestiones, ordenaba estas áreas municipales de autocaravanas. En su desarrollo superó varios de los trámites establecidos para su aprobación, entre ellos el Consejo de Turismo, órgano en el que están representados ayuntamientos, partidos políticos y empresarios, que lo aprobó por unanimidad. Pero los partidos políticos y algunos alcaldes, desdiciéndose de lo aprobado anteriormente y apoyándose en la necesidad de contar también con el dictamen de la Comisión Asturiana de Administración Local (CAAL), forzaron su paralización.

Por culpa de esta situación, cuando llega esta época veraniega, resurgen los mismos problemas, pero cada vez con más fuerza, ante la desesperación por una parte del empresariado, que vemos como se estropea los espacios turísticamente más valiosos, y por otra, y muy importante, de los vecinos, que pagan sus IBI y sus impuestos y a cambio ven como las autocaravanas invaden gratuitamente su tranquilidad.

Por eso llega el momento de ponernos en serio a resolver esta situación. Es imprescindible actuar ante casos como los descritos para poder seguir saliendo por ahí hablando con orgullo de nuestro Paraíso Natural y del gran atractivo de nuestra tierra.

Y repetimos, no se trata de culpar a todos los autocaravanistas, porque muchos disfrutan de nuestra tierra utilizando campings y espacios preparados, sino a quienes estacionan y pernoctan en cualquier sitio aprovechando las deficiencias de nuestra legislación y la desidia de nuestros gobernantes.

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