Asturianía: mirando al mundo

El coraje y el apego al Principado de los emigrantes

Las montañas, para Valentín Andrés Alvarez, son responsables de muchos de los rasgos del carácter asturiano e impusieron los hitos más importante de nuestra historia. Uno de ellos la emigración.

La montaña solo permitía cultivos poco productivos. Y la propiedad de tierras y cabezas de ganado estuvo históricamente en muy pocas y nobles manos. La gente del común no lo tuvo fácil y cientos de miles de sus hijos tuvieron que emigrar. El mar, contrapunto de nuestros riscos, fue el camino que emprendió la mayoría. Por ello la diáspora asturiana tiene en América sus colectividades más numerosas. Desde el siglo XIX los asturianos trasterrados empezaron a organizarse. En la Habana y resto de América, siguiendo el ejemplo del Centro Asturiano de Madrid.

La estrecha relación que tuve con la emigración, en mi etapa como presidente del Consejo de Comunidades Asturianas, me permitió conocerla mejor y admirar su coraje y Asturianía.

Valentía, con buenas dosis de intrepidez, para descubrir nuevos y aventurados horizontes. Con la mirada emigrante los asturianos descubrimos el mundo que la cordillera escondía. Y al tiempo, los que se quedaban, buscaban en sus entrañas noticias de los ausentes. "Al Pico la Mouta, de Paniceiros, subía mi bisabuela Eugenia a escuchar ese bramido sordo, la tierra entera convertida en una caracola, por ver si de allí llegaban noticias de sus hijos en Buenos Aires", cuenta Xuan Bello.

En el espíritu solidario y la capacidad organizativa cimentaron los trasterrados su Asturianía. Primero con "sociedades de socorro mutuo". Después con los Centros Asturianos. Siempre con gaitas y grupos de baile.

¿Podeis ayudarnos a contratar un gaitero para que venga a darnos clases?, ¿y un profesor para bailes regionales? Eran las peticiones más reiteradas de los presidentes de Centros. Tenían claro que sin gaita y/o grupo de baile, sus Centros, no podían sobrevivir mucho tiempo.

En Alicante surgió celebrando la fiesta del "alicantino de adopción". Con su presidente, Guillermo Martínez, y Manolo de la Cera di vueltas al problema. Así nació la Escuela de Asturianía. Hoy Manolo de Barros sigue al frente de los astur-alicantinos y preside FICA (Federacion Internacional de Centros Asturianos). Guillermo es el consejero de nuestra emigración y De la Cera nuestra referencia permanente.

El Gobierno asturiano acaba de otorgar, en una más que acertada decisión, la medalla de oro de Asturias a los Centros centenarios. La Escuela de Asturianía emprende su sexta edición. Desde 2002 forma monitores de baile tradicional y gaita para los Centros.

Hay bandas de gaitas y grupos de baile en cuarenta y dos ciudades y en una docena de países europeos y americanos (España, México, Argentina, EEUU, Chile, Uruguay... ). Sus componentes, mayoritariamente jóvenes, serán en el futuro el relevo generacional de las actuales directivas. Son además un extraordinario capital social para Asturias. Muchos de ellos compatibilizarán Asturianía y liderazgo ciudadano, empresarial y/o político. Especialmente en América.

La representación en el mundo de los asturianos no precisa embajadas administrativas. La ejercen los Centros Asturianos con dignidad y pasión. Quienes los componen son nuestra mejor mirada al mundo.

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