En estos días de agosto, bajo un sol maravilloso, he podido disfrutar de muchas conversaciones con un joven de 19 años estudiante de Aeronáutica y que se dispone en septiembre a cursar su "Erasmus" en una ciudad del centro de Portugal, cuyo nombre en estos momentos no recuerdo. Nuestras conversaciones iban desde la política hasta la religión, desde la industria hasta la relación personal entre los compañeros, desde las energías renovables hasta el paro, la Iglesia y los inmigrantes. Todo ello relacionado con España, pero sobre todo con nuestra querida Asturias.

Las conversaciones discurrían en un tono amable y distendido, a veces totalmente de acuerdo y otras muchas en total desacuerdo, todo ello posiblemente por la distancia de nuestras vidas y, sobre todo, por nuestra diferencia de edad.

Las conversaciones y contradicciones muchas veces nos llevaban a que elevásemos un poco también el tono de voz, pero siempre desde el respeto y la buena educación, formas en las cuales todas las personas podemos expresar nuestras opiniones e intentar llegar a un acuerdo o reconocimiento de las ideas de las otras personas, fórmula para aprender un poco más e intentar mejorar nuestras vidas. Su ilusión, su forma de pensar y, sobre todo, su forma de expresarse, me hacían ver que quedan aún muchos jóvenes que abren una ventana a la ilusión en Asturias y en toda España, diciéndonos que se pueden reparar muchas cosas que estamos destruyendo o tal vez haciendo erróneamente sin pensar en ellos, que son nuestro futuro.

Lo más triste de todo es cuando, mirándote de frente, te dicen que para muchos de sus estudios no tienen futuro en nuestro país y mucho menos en Asturias.

Dani, gracias por abrir una pequeña ventana de ilusión delante de mis ojos y ver que queda mucho futuro con todos los jóvenes de nuestra tierra, siempre y cuando estos políticos que tenemos se dejen de mirar los botones de sus camisas y piensen en los demás, y sobre todo en vosotros, que sois el futuro.

Dani, mucha suerte en tu "Erasmus" en Portugal y en tu futuro.