Diputados de IU Asturias

Lomana y los políticos inútiles

El chantaje de las compañías aéreas en los contratos de promoción turística

Los defensores del libre mercado, la competencia perfecta y la autorregulación extienden una densa niebla (figurada) en torno al Aeropuerto de Asturias y reprochan al Gobierno del Principado que no subvencione suficientemente a las compañías aéreas para que mantengan sus conexiones con la región.

Solo salvan de la crítica a las compañías aéreas, las que precisamente están actuando como auténticos chantajistas contra el Gobierno de Asturias, y por ende, contra sus ciudadanos, en esta alocada carrera de los contratos de promoción turística.

Aquellos, los defensores de esa competencia perfecta basada en el neoliberalismo, son los mismos que hablan de infierno fiscal, califican a las empresas públicas como chiringuitos y cuestionan las políticas de cooperación o el salario social. Son los mismos que nunca desaprovechan la oportunidad para entonar el "políticos vagos e inútiles", el "porco gobernó" o la teoría de la conspiración de otros medios de transporte y el agravio frente a Asturias.

Lo que no dicen es que las privatizaciones que tanto han jaleado traen siempre consecuencias para los servicios públicos.

En lo que nos ocupa y referente a rutas de menor rentabilidad como Asturias, suponen reducción de la oferta, incremento de las tarifas y práctica de monopolio de las compañías que quedan operando.

La normativa europea, basada en esas prácticas políticas, deja poco margen para la actuación pública. Lo único que se puede hacer desde el Gobierno central es definir rutas como Obligación de Servicio Público o desde el autonómico ayudar de forma directa a nuestros emigrantes (ambas medidas demandadas ya por la Junta General del Principado de Asturias a instancias del Grupo Parlamentario de IU), o poner en marcha un programa de prioridades turísticas y hacerlo con la suficiente antelación para dar, precisamente, oportunidades a las pequeñas y medianas compañías. Esas que ahora, aunque quisieran participar no podrían, porque incumplirían unas condiciones impuestas desde pliegos redactados con las prisas de última hora y el desconocimiento del sector.

Aparte de Carmen Lomana y sus políticos inútiles, también llama la atención los que, además de exigir que se subvencione a las compañías aéreas, quieren imponer la conexión de su interés o aquellos taxistas que aluden al interés de Alsa, su directo competidor. Un festival de incoherencias y disparates.

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