Mercedes Fernández fue reelegida presidenta del Partido Popular de Asturias en marzo de 2017, en el congreso regional del partido, con un apoyo del 96 por ciento. Deberían sobrar más comentarios. Cherines alcanzó un liderazgo de verdad, el que da el apoyo inmenso de los compañeros y el que sostiene la firmeza en defender unas ideas y su tierra. Fue el primer congreso del partido abierto al voto directo de los militantes, y todo aquel que quiso se pudo presentar, sin cortapisas. Quien no lo hizo, o no se atrevió o tenía otros intereses muy legítimos, pero que no pasaban por comprobar si los hombres y mujeres del PP de Asturias lo consideraban idóneo para el cargo.

Mercedes Fernández tuvo que coger las riendas del Partido Popular en sus momentos más difíciles, cuando Álvarez-Cascos volvió a romper el partido y la ola desatada amenazaba con arrasar todo.

Desde luego, no había cola para asumir el sacrificio de afrontar la dureza de un proceso que con tesón, inteligencia y buen hacer ha llevado al PP de la depresión a ser la alternativa que puede aglutinar el voto del sentido común, de la libertad y de la esperanza en una Asturias mejor.

Mercedes Fernández y los hombres y mujeres del Partido Popular llevan trabajando intensa y duramente durante los últimos años para recuperar el partido, con zancadillas y obstáculos de todo tipo, hasta conseguir que el PP sea el gran referente del centro-derecha en Asturias.

Luego de este maratón de trabajo y esfuerzos, a pocos metros ya de la meta, se ha decidido sin explicaciones coherentes y convincentes apartarla de la carrera. A muchos, muchísimos, militantes y simpatizantes populares que le estamos agradecidos de corazón no nos han gustado ni las formas ni el fondo. Es más, nos parece una injusticia manifiesta impropia de nuestro partido. Ojalá no lo paguemos.