Ya ha comenzado la cuenta atrás para que la Cultura Sidrera Asturiana sea declarada por la Unesco como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Sin duda un reconocimiento merecido, y que nos puede ayudar a salvaguardar una parte muy importante de nuestra cultura. Algo único y singular que nos identifica, y que se ha ido transmitiendo de padres a hijos, de generación en generación hasta nuestros días. Un reconocimiento que contribuya, en definitiva, a proteger de verdad eso que nos une para que no se pierda.
Debemos prestar además atención a la riqueza de nuestra tierra, con una gran variedad de manzanas autóctonas para la elaboración de nuestro caldo más especial, y que unido a la técnica del escanciado la hacen aún más singular. No cabe duda de que la sidra escanciada sabe mejor, pero no quiero dejar de lado que esa forma tan singular que tenemos a la hora de servir nuestra sidra ha contribuido, en gran medida, a forjar el carácter sociable de los asturianos.
Estoy seguro de que entre todos los agentes implicados vamos a lograr componer una candidatura sólida, sin fisuras y llena de argumentos para conseguir alcanzar la meta propuesta. Argumento serio es, sin duda, el trabajo que seguimos desempeñando tanto quienes nos encontramos en el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Protegida Sidra de Asturias como aquellos que pertenecen al sector sidrero en general, un trabajo serio y riguroso, dirigido a proteger nuestra cultura sidrera y también a formar a las generaciones venideras, transmitiendo todos aquellos conocimientos que adquirimos de nuestros antepasados, y que contribuirán a proteger el bien más preciado que tenemos y que en gran parte nos une.
Es por ello por lo que animo a todos los amantes de nuestra cultura sidrera, tanto si residen en el Principado como si pueden hacerlo desde otros puntos del mundo, a que apoyen esta candidatura, también como homenaje a nuestros antepasados. Por nuestra tierra, por Asturias.
