Ayer comencé el día con una triste noticia: el fallecimiento de Tini Areces, por eso me van a permitir ustedes que escriba estas líneas despojado de cualquier cargo y desde el corazón dolorido de quien acaba de perder de forma repentina a un verdadero amigo.

Con mucho pesar, despido, no solo a un incondicional, también a una persona valiente, emprendedora, comprometida y con una extraordinaria capacidad de trabajo, autocrítica y dedicación a su tierra más querida, Asturias, y a sus paisanos, los asturianos. Como decimos por estos lares, Tini fue un paisano de los pies a la cabeza.

Son muchas las vivencias y recuerdos que se me agolpan en la mente desde que conocí la noticia, pero en todas ellas hay un denominador común, Tini fue un incansable amigo de sus amigos. Y lo afirmo desde el conocimiento. Siempre estaba dispuesto a echar una mano allá donde hiciera falta. Tenía tiempo para atender cualquier tema, y se preocupaba personalmente de solventarlo. No he conocido persona con semejante implicación, desde los temas personales hasta los profesionales, pero siempre, fuese cual fuese, atendía mi consulta con absoluta entrega y sin escatimar un minuto, porque siempre decía que lo que a él le sobraba era tiempo. Un verdadero ejemplo de vocación de ayuda y servicio. Recuerdo aquellos viajes que en muchas ocasiones hacíamos juntos desde el aeropuerto de Asturias hasta Gijón. Para mí eran unos minutos de charla y tertulia muy especiales porque disfrutaba escuchando cada segundo de las vivencias, la experiencia y la sabiduría de Tini. Ahora lo echaré en falta y mucho.

Dejando a un lado ideologías políticas, creo que Tini Areces fue uno de los mejores políticos que ha tenido esta región. Como dicen nuestros mayores, Areces fue un político "de los de antes". Controvertido en ocasiones, pero con la única intención de despertar nuestro espíritu crítico, al que no tenía miedo a enfrentarse. Primero desde el Ayuntamiento de Gijón, ciudad que le vio nacer, y después desde el Gobierno del Principado de Asturias, Tini demostró en toda su carrera política auténtica vocación de servicio público y defensa a ultranza de nuestro de Estado de Derecho. Infatigable y contundente en preservar la libertad y la democracia que tanto nos había costado lograr, ejerció de demócrata hasta el último minuto. Desde el compromiso más férreo con su región, tuvo muchos aciertos, también desaciertos, pero siempre desde la implicación y la disposición de convertir a Asturias en un referente. Desde la moderación y el equilibrio que siempre le caracterizó, seguía ejerciendo, como político de raza que era, su defensa de Asturias en el Senado. Allí queda ahora un hueco vacío que será irremplazable.

No es fácil despedir a un amigo y menos cuando hace tan solo un par de días pude comprobar personalmente que aún rebosaba vitalidad. Entre la tristeza y el desconcierto de a quien le cuesta digerir esta noticia, surgen en mí un sentimiento de orgullo de haber podido disfrutar de la amistad y entrega de una figura irrepetible como ha sido Tini Areces. Hoy Gijón y Asturias están de luto, y también su Sporting. Adiós amigo, adiós Presidente.