Profesor titular (jubilado) del área de Microbiología de la Universidad de Oviedo

En defensa de Carlos López Otín

Una campaña de desprestigio contra un excelente científico

Me he enterado hace pocos días de la campaña de desprestigio y difamación que alguien, escudándose en el odioso anonimato de las redes sociales, ha emprendido contra el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular Carlos López Otín. Esta campaña le ha llevado a caer, según él mismo ha manifestado a este diario, en una profunda depresión y a la primera baja laboral de su ya larga carrera profesional de casi 40 años (ahí es nada, cuando otros cogen la baja cada dos por tres por un simple catarro o un leve dolor lumbar o cervical).

Más aún, parece que la campaña de desprestigio se extiende ahora a uno de sus hijos, añadiendo así más dolor a la ya de por sí tristísima situación del profesor Otín y de su familia.

Dicha campaña se basa en unos pocos detalles sin importancia, como que unas pocas figuras (para entendernos, fotografías o gráficos) se repetían entre los varios miles de ellas que acompañan a sus cientos de artículos en revistas de primer nivel internacional, o que alguna de ellas aparecía rotada 180 grados, etcétera. En definitiva, unos pocos errores sin importancia en los que cualquiera con su vastísima producción científica puede incurrir, y que en cualquier caso no invalidan para nada las conclusiones de sus artículos, como han corroborado investigaciones posteriores de prestigiosísimos laboratorios de todo el mundo.

Y eso es lo que realmente importa, es decir, que el profesor Otín no ha inventado ni falseado jamás dato alguno en su propio beneficio.

Pero es que, además, no podría hacerlo: a todos los que lo conocemos medianamente nos consta que Otín es un científico muy, pero que muy riguroso, además de ser un trabajador incansable y poseer una mente prodigiosa. Otín nunca podría falsear adrede ningún dato o resultado de sus experimentos.

Añado que su excelencia científica está más que avalada por los numerosísimos premios que ha recibido, ya que prácticamente sólo le falta recibir el Nobel de Medicina y el "Princesa de Asturias". Por cierto, ¿para cuándo, y por qué no este año precisamente? Pero Otín no es solamente un excelentísimo científico, sino que además es una grandísima persona (en asturiano diríamos que "ye un paisanu de verdá"), de lo que podemos dar fe tanto yo como sus numerosos alumnos y colaboradores, tanto profesores como becarios pre- y post-doctorales, que se deshacen en elogios hacia su valía tanto científica como humana.

En resumen, el tremendo acoso profesional y personal hacia el profesor López-Otín sólo puede estar ocasionado por un vicio tan humano como frecuente: la envidia hacia una persona sobresaliente en todos los aspectos, ya sea por parte de algún grupo de investigación "competidor" o incluso, ¿por qué no?, por algún miembro de nuestra propia Universidad (hay indicios para sospechar de ello).

Y termino: vayan desde este diario todo mi apoyo y mis ánimos hacia mi querido y admiradísimo Carlos López Otín, esperando de todo corazón que en breve se reponga de esta malísima racha y vuelva a su más que meritoria labor investigadora, docente y divulgadora. Un fuertísimo abrazo, Carlos, Gloria e hijos.

Compartir el artículo

stats