Por una educación para el respeto

El largo camino que queda por recorrer para erradicar del todo la desigualdad

En el año 2004 se aprobaba la ley orgánica de medidas de protección integral contra la violencia de género y en el año 2007 la ley para la igualdad entre hombres y mujeres. Hoy en 2019 vemos que los avances siguen siendo pocos y cada semana nos encontramos un nuevo caso de violencia machista, un nuevo ataque fatal contra las mujeres, y nos encontramos con las mismas desigualdades de hace más de una década que existían entre hombres y mujeres.

¿Por qué después de una década tenemos que seguir hablando del tema cuando debería estar resuelto? Pues deberíamos pensar si es porque no se ha tocado la causa raíz de la violencia, que no es otra que la desigualdad, desigualdad que crece imparable como un monstruo y cuesta mucho más acabar con él.

La desigualdad está muy presente en nuestra sociedad y las mujeres en esa desigualdad tenemos asignadas unos roles muy específicos y son percibidos, o mejor dicho, no son percibidos, sino que son de inferior categoría. Se presume que una mujer por el hecho de serlo tiene la obligación de trabajar sin ser remunerada por ello como se ve patente con el cuidado de los hijos, de la familia, de los padres, vamos con el rol de ama de casa, trabajo que compatibiliza con su carrera y desarrollo profesional y que en la mayoría de los casos aparta para centrarse en su familia.

Ese trabajo sin remunerar genera ya en sí una desigualdad, una superioridad moral que finalmente puede llevar a la violencia, y si queremos acabar con la violencia machista hemos de trabajar por la igualdad, por la igualdad efectiva y real.

¿Y cómo podemos combatirlo? Pues la única vacuna está en la educación, en una educación basada en valores de igualdad y respeto desde el momento en el que las personas comienzan a socializar en las escuelas de 0-3 años, y es ahí donde hay que empezar a eliminar los estereotipos de género.

Igualdad y lucha por los derechos de la mujer que a través del feminismo se han apropiado determinados partidos, sin darse cuenta de que no representan ni siquiera a la mitad de las mujeres, que en este país, han luchado tanto en su vida por conseguir una formación, empleo, familia, el éxito laboral y personal, teniendo que renunciar a muchas cosas por el camino, por el que dejemos al lado las tendencias políticas y luchemos todas juntas por conseguir cambiar la sociedad.

¿Será el 2019 el año en el que se acabe con la violencia machista y con la desigualdad entre hombres y mujeres? Pues siento decir a los lectores que no, que aún nos quedan unos 30-40 años para llegar a esa igualdad real y efectiva entre todos los asturianos, entre todos los españoles.

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