David Orihuela

Pastillas para no dormir

Sin motivación no hay recetas mágicas

Mis intentos de dejar de fumar se cuentan por fracasos. Es algo de lo que no me siento orgulloso. No se me ocurre peor hábito que el de meterse en el cuerpo un sinfín de sustancias nocivas. El gobierno anuncia que financiará los tratamientos y es una gran noticia porque estoy seguro de que volveré a intentarlo y al menos si fracaso no tendré la sensación de haber tirado a la basura, o quemado, unos cuantos billetes de 50 euros. El "Champix" me ayudó a dejarlo hace unos años, pero yo no ayudé al "Champix". El tratamiento es duro en lo económico y en lo físico. Es cierto que desaparece la ansiedad pero aparecen el insomnio, las nauseas y algún síntoma depresivo. Yo no ayudé al "Champix" porque me creí más chulo que nadie y un día, después de dos meses sin fumar, pensé que no pasaría nada por encender un cigarro. Ahí se volatilizaron los cientos de euros invertidos en esas pastillinas. Los medicamentos y los tratamientos ayudan a dejar de fumar pero no hacen milagros. Hay que pasar el mono y tener una fuerza de voluntad de la que yo, hasta el momento, he carecido. Para dejar de fumar hay que buscar una motivación muy fuerte. Que se lo digan a las fumadoras que se quedan embarazadas y no vuelven a encender un pitillo. No hay medicamento más fuerte que ese. Búsquense algo que les haga mover montañas y olvídense de pastillas que te dejan para el arrastre.

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