Historias junto a García Laviana

Un libro especial sobre la vida del misionero que se unió a los sandinistas

Un libro de Pedro Regalado Díez Olmedo ha sido publicado en Asturias por el Foro de Cristianos Gaspar García Laviana el pasado mes de noviembre, pocos días antes de rememorar el 41.º aniversario de la muerte de Gaspar. Es una coincidencia intencionada para poder presentarlo mañana, sábado, día 14, en Tuilla, donde nos encontraremos a las 12.00 horas, como venimos haciendo cada año, para celebrar una eucaristía y a continuación hacer el habitual homenaje floral en la plaza donde está el monumento al misionero que salió en el año 1970 para Nicaragua, donde cayó en combate el 11 de diciembre de 1978 luchando en el Frente Sandinista por la Liberación Nacional de todos cuantos allí padecían la dictadura somocista.

"Mi vida junto a Gaspar García Laviana, cura y comandante sandinista" es un libro especialmente importante por dos razones. Una, por ser quien es el autor. Y otra, porque trata especialmente de sus vidas de curas de parroquia, de la suya y de la de Gaspar, lo que nadie había hecho hasta ahora tan extensa y profundamente.

Pedro Regalado hoy vive jubilado en Jaén. Nació en Villavieja del Cerro (Valladolid) en 1938. Fue misionero del Sagrado Corazón, MSC, hasta el año 1978. Entre todos los que hasta ahora han hablado de Gaspar, se puede afirmar sin lugar a dudas que ninguno de ellos le ha conocido como él. Quiero destacar que el autor deja que sea Gaspar quien protagonice casi enteramente la historia que nos cuenta de sus vidas. Se puede decir que estamos ante un libro sobre nuestro misionero asturiano. Hay que destacar esta generosidad y también agradecerle tanta información sobre él.

Nos precisa el autor cuáles fueron las referencias doctrinales principales de sus vidas y de su pastoral: el Concilio Vaticano II, el pensamiento social de Pablo VI, los Documentos de Medellín, la nueva Teología de la Liberación y, sobre todo, los Evangelios.

Nos cuenta también cómo era la vida de la gente de los pueblos a los que fueron enviados: la mayoría exageradamente pobre, sin los fundamentales servicios de salud, sin escuelas, salarios de miseria... y con una Guardia Nacional somocista sobre ellos para que no pudieran reclamar ni rebelarse. La mayoría vivían resignados.

Vemos en el libro que la actividad de estos dos misioneros se desarrolla en dos sectores muy diferenciados: en las comunidades rurales del interior, donde se daban las peores condiciones de vida, y en las zonas urbanas de Tola y San Juan del Sur.

A las zonas rurales, religiosamente también muy abandonadas, hacía tiempo que no llegaba sacerdote alguno. Nos habla Pedro de las dificultades que ello suponía. Vivían en "ranchitos", como llamaban ellos a sus viviendas, donde en 30 metros cuadrados vivía hacinada toda la familia, con el añadido de algunos animales. Nos describe con detalle cómo era aquella gente: "Sencilla, buena, amable, acogedora, individualista, reservada, sumisa. La mayoría es analfabeta, religiosa a su manera... Están inmersos en la pobreza total y son inconscientes de la situación en que viven. El hombre solo es simiente. La mujer es madre, nodriza y padre, todo a la vez".

En las dos zonas urbanas, Tola y San Juan, las parroquias funcionaban bajo los esquemas propios de la Iglesia de aquel tiempo. Con la llegada de Gaspar y Pedro habrá importantes innovaciones. Fue llamativo el suprimir todos los aranceles parroquiales. Dedican mucho tiempo a impartir cursos de formación cristiana y otros que irán más allá del ámbito religioso: de costura, de higiene, de sindicalismo para estibadores y pescadores... Crean un dispensario parroquial de medicamentos, donde también logran la presencia de médicos. Ponen en marcha una cooperativa de consumo y con ese motivo dan varios cursos de cooperativismo.

Apoyan o participan en importantes reivindicaciones populares. Gaspar va con un grupo de gente al Ministerio de Educación a reclamar escuelas. Es entonces cuando se enteran de que están pagando a maestros asignados a ellos y que no existen. Se unen a los vecinos de Las Parcelas cuando Frank Kelly quiere echarlos de sus tierras. Denuncian el prostíbulo Sol y Sombra, debido a que en él hay niñas forzadas a la prostitución. Logran su cierre, aunque se instalarán en otra región. Esto les crea la enemistad de la Guardia Nacional, que tenía en él una fuente de recursos y de favores propios de ese lugar. También se han de enfrentar al médico por los abusos que cometía con la gente: a una mujer la opera tres veces de apéndice y por cada una le pide a la familia una vaquita. Le obligan a devolver las tres que les había robado.

Encontramos en el libro epígrafes que nos hablan de Cáritas parroquial, de la Junta Económica. Serán los mismos seglares los que se responsabilicen de todos los asuntos parroquiales. Construirán un centro parroquial que serviría para impartir los muchos cursos y hacer convivencias; también para acoger a los campesinos de paso por la ciudad.

Entre los momentos más interesantes de la obra está aquel en el que Gaspar toma la decisión de entrar en el FSLN. Le dice a Pedro: "Estamos paralizando el proceso revolucionario del Reino de Dios. (...) Estas obras de beneficencia, de caridad, tenemos que transformarlas en obras sociales, en normas y leyes justas". Los responsables "confiesan sus atrocidades, lavan su conciencia, les damos la absolución, les tranquilizamos, pero no les cambiamos". ¡Ya basta! Gaspar comienza a militar clandestinamente durante los años 1975-1977 y ya en ese año hace pública su pertenencia como soldado al FSLN.

Nos cuenta Pedro que conocerá y se hará amigo de Carlos Fonseca Amador, uno de los fundadores del Frente Sandinista, cuya muerte en combate le produce gran dolor. También tendrá una relación muy cercana, igual que Pedro Regalado, con el hermano del actual presidente Camilo Ortega, que muere en una refriega. Gaspar ve cómo el compromiso revolucionario es de exigente. Lo será también con él.

A nosotros nos queda su ejemplo, que intentamos mantenerlo siempre vivo como estímulo para estar al lado de las causas justas y defendiendo a los más débiles, como él hizo.

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