A José García le hubiera gustado leer en el "Boletín Oficial del Estado" (BOE) la consideración como esenciales de los servicios sociales. Esa era su concepción cuando hace más de veinte años asumió la Consejería de Servicios Sociales tras una dilata e intensa trayectoria profesional y política dentro del ámbito de la salud, que supuso la comarcalización de las ocho áreas sanitarias, cada una con su hospital de referencia, y el desarrollo de una red de atención primaria. Destacable y reconocido fue su trabajo para la transformación de la atención a la salud mental.

Pepe, como lo llamábamos amigos y colaboradores, conocía bien los servicios sociales ya que había sido consejero de Sanidad y Servicios Sociales. Sabía que estos necesitaban el mismo desarrollo organizativo, financiero, normativo y de conocimiento que tenía el ámbito de la salud.

Pero esa no era su idea principal, la idea que guio su vida y su trabajo siempre fue la misma: reponer la dignidad, defender la subjetividad y los derechos de las personas que se ven privados de ellos. Incansable en sus certezas, por ese fin luchó y construyó en el ámbito de la salud y siguió luchando y construyendo en los servicios sociales.

Durante la legislatura 1999-2003 supo y pudo diseñar un nuevo modelo de sistema de servicios sociales en Asturias, que hoy día sigue vigente. Así, nuestra actual ley de Servicios Sociales, 1/2003, es obra suya y del equipo que tuvimos la fortuna de trabajar con él durante esos intensos años. Siempre dispuesto a un debate profundo, destacaba su estilo argumentativo y claridad conceptual. Sus agudos ojos azules traspasaban los cristales de las gafas cuando buscaba algunas respuestas o cuando las quería dar. Su talla moral e intelectual iban a la par, algo propio de una generación que construyó un nuevo país tras una larga y oscura dictadura.

Aún le recordamos diciéndonos "Aquí venimos a llevar a la Junta General leyes, decretos, planes o programas que mejoren la vida de la gente. Una sociedad justa debe poner los medios para que el Estado del bienestar llegue a todos. Para ello hay que pensar en el presupuesto que se dedica a los Servicios Sociales como una inversión que producirá retornos a la economía productiva y no como un mero gasto".

El soporte relacional y la atención comunitaria, de la que hoy tanto hablamos inmersos en esta crisis, eran su prioridad para el mantenimiento y la atención a las personas. Para ello creó nuevas estructuras de apoyo a los servicios sociales comunitarios: los equipos territoriales de Servicios Sociales. Reforzó las medidas de apoyo domiciliario. Desarrolló la red de centros de atención diurna a personas mayores. También medidas de apoyo a familias con menores.

El desarrollo de recursos, en todos los ámbitos de atención del sistema, estuvo acompañado de una mayor descentralización y accesibilidad de los mismos, así como de su diversificación y flexibilidad para adaptarlos a las necesidades específicas de cada persona. La calidad y la planificación fueron elementos vectores de este desarrollo, así como la participación social y el papel activo del Tercer Sector. La primera ley del Voluntariado de Asturias fue también labor suya, al igual que el primer plan asturiano de emigración y el primer plan de cooperación al desarrollo.

Los servicios sociales como derechos sociales fue el cambio conceptual que defendió durante esos años. Una idea que materializó en la ley 1/2003 de Servicios Sociales al introducir, por primera vez dentro de la normativa española, un catálogo de prestaciones sociales como derecho subjetivo. Hoy día, los derechos sociales forman parte de todas las normativas autonómicas y de la denominación de Consejerías, Ministerio y Vicepresidencia.

Tu mirada siempre alcanzaba más lejos, Pepe. Hoy que ya no lo puedes leer, los servicios sociales son esenciales. Lo dice el BOE.