Hasta siempre, Gerardo

Adiós a un hombre generoso y asturiano ejemplar

Se ha muerto Gerardo Fernández Bustillo, mi primo, mi hermano, de esta horrible enfermedad de cuyo nombre no quiero acordarme. La angustia me envuelve a mí y a toda la familia. Hemos compartido tantas cosas, toda una vida. Con Gela, su esposa; con mi marido, Josechu; y con él hicimos innumerables viajes. Gela y yo comprábamos y ellos venían detrás con las bolsas. Visitábamos museos. Gerardo nos explicaba los cuadros con su gran conocimiento: nos ha dejado muchos cuadros pequeñitos de paisajes asturianos, de nuestras casas, que son una delicia. Disfrutábamos comiendo, acudiendo a conciertos, teatros, cines. Compartiendo reuniones con amigos. A Gerardo le encantaba compartir y era muy generoso. El mundo de la cultura siempre podía contar con él.

Era un marido genial. Nosotras teníamos un poco envidia de Gela porque levantaba la mirada, decía "Ger" y ya lo tenía a su lado, aunque también ella fue un soporte estupendo para él. Un padre ejemplar, sus hijos aprendieron de él lo que pocos hijos saben. Su hijo Pelayo continúa la saga de arquitectos, aunque quiso demostrar que podía hacerlo solo y vive en Londres. Estaba siempre ahí para ellos. Sus hijas Jimena y Bárbara son dos mujeres modernas, universitarias y profesionales que siguieron los consejos de sus padres. También era un abuelo magnífico, con una imaginación desbordante a disposición de todos sus nietos.

Era arquitecto de la escuela de Madrid. Hizo muchas cosas en Gijón y Asturias. Fue maestro de arquitectos y un hombre sabio. Amante de su familia, él y sus hermanos eran una piña. Pocas personas he conocido que tuvieran tantos amigos. Aunque él era de ideas socialistas tenía amigos de todo signo porque apreciaba a las personas por lo que eran. Era un "bon vivant", un epicúreo, con una curiosidad innata por todo, ciencias o letras, y un hombre muy ameno. Nunca te aburrías con él. Le encantaba debatir y, a veces, discutir. Yo me desesperaba porque era tan ingenioso que siempre tenía la réplica adecuada y a mí no me salía y gritaba, luego nos reíamos.

Y se fue en el momento que su mujer y sus hijos estaban preparándole una fiesta. Cumplía los ochenta y le habíamos grabado un vídeo entre todos.

Mi corazón se llena de dolor por no poder celebrarlo con él, no poder decirle tantas cosas y no verle más. Comparto el dolor de toda la familia. Murió un buen hombre y un asturiano ejemplar. Hasta siempre.

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