El reto demográfico: sin asturianos no hay paraíso

La ausencia de medidas gubernamentales para afrontar la caída poblacional

El Instituto Nacional de Estadística publicaba el pasado día 22 una estimación según la cual, de mantenerse la actual tendencia, Asturias perdería en los próximos quince años el 10 por ciento de nuestra población.

Seríamos la tercera comunidad autónoma de España que más población perdería en términos absolutos, y la primera en términos relativos. Además, con 33.700 defunciones más que nacimientos en este periodo, tendríamos, a su vez, el peor saldo vegetativo del país.

Unas previsiones, más que preocupantes, que evidencian que los gobiernos socialistas en Asturias nunca han hecho los deberes en materia demográfica.

Y para ejemplo, el actual, el de Adrián Barbón, que nada más iniciarse la legislatura anunció a bombo y platillo la creación de un Comisionado para el reto demográfico del que hasta hoy, casi año y medio después, no hemos conocido ni una sola propuesta.

Así, los que vivimos en zona rural llevamos más de un año esperando alguna medida que nos haga pensar que, en un tiempo razonable, podremos contar con unos servicios de calidad; unos servicios que nos permitan permanecer con nuestros hijos en el mismo sitio en el que los hemos criado, en condiciones similares a las de otras zonas de Asturias.

Y, por el contrario, después de un año lo único que hemos visto es el agravamiento de las diferencias entre la zona urbana y la rural.

En el plano sanitario, sigue demorándose la reapertura de muchos consultorios periféricos. Y gran parte de los que han abierto lo han hecho con las plantillas bajo mínimos, como denunciaban precisamente estos días los vecinos de Trevías, en Valdés, en cuyo consultorio, recientemente abierto, solo están trabajando dos de los seis médicos adscritos. Esto, con un rebrote de la pandemia, al que se sumará la gripe de cada año. Una completa temeridad.

Pero no menos preocupante resulta la situación en el plano educativo, que acumula, en estas mismas zonas rurales, múltiples deficiencias en infraestructuras educativas, además de importantes problemas con el transporte escolar. Multitud de colegios han denunciado estos días que sus alumnos tienen que esperar casi una hora para poder subirse al autobús. Colegios e institutos de Piloña, Cangas del Narcea, Aller, Siero, Mieres, Grao, Yernes y Tameza? por citar algunos, lo han hecho, habiendo dimitido en bloque el equipo directivo del Instituto de Llanera.

Cuestiones a las que se suma el que, a pesar de que lo habíamos advertido en reiteradas ocasiones, durante la pandemia se detectó que más de 6.000 alumnos que viven en zonas rurales no disponían de conexión regular a internet, y, como durante estos meses no se ha hecho nada para subsanarlo, volvemos a encontrarlos ahora con el mismo problema. La desidia del Gobierno resulta inaceptable.

Una problemática, la de la brecha digital, que se hace extensible a todos los órdenes, dado que dificulta, obviamente, cualquier proyecto emprendedor. Y es que emprender en muchas zonas de nuestra región es un completo desafío. Porque a la brecha digital se suma, entre otras cuestiones, la situación de la Red de Carreteras del Principado, que se encuentra desde hace años abandonada y con falta de mantenimiento.

O también una legislación urbanística autonómica que urge modificar y que dificulta sobremanera la implantación de la pequeña industria o de explotaciones agrarias o ganaderas que se encuentran, además, con la falta de los planes de mejora que su Gobierno no sacó el año pasado, y ya vamos por el mismo camino este. Es decir, en síntesis, ¿con unos servicios sanitarios bajo mínimos, con problemas continuos en el ámbito educativo, con una brecha digital que no se subsana, con deficientes comunicaciones, con todo tipo de trabas urbanísticas a la hora de emprender, y sin ayudas por parte de la Administración, resulta atractivo hoy vivir en la Asturias rural? A mí, desde luego, no me lo parece.

Pero no quiero dejar de recordar una vez más que el principal motivo de la despoblación de Asturias, y que afecta prácticamente por igual a todas las áreas, es la falta de oportunidades para los jóvenes, que ha hecho que más de 40.000 de ellos nos hayan abandonado en la última década.

Y, con este panorama, Adrián Barbón se dedica a conseguir fotos, titulares y entrevistas en medios nacionales a costa de enfrentarnos con otras comunidades autónomas, como Madrid. Y yo me pregunto, ¿qué ganamos los asturianos atacando a otros españoles?

Comunidades que son, precisamente, las que han acogido a nuestros jóvenes para trabajar, ya que aquí no tienen dónde hacerlo, para emprender con menores costes que en Asturias, para vivir, para formar una familia...

Los asturianos nunca nos hemos caracterizado por el enfrentamiento con otras comunidades autónomas. ¿A qué viene querer liderar una batalla contra Madrid en el ámbito económico y sanitario cuando aquí en Asturias contamos con los peores indicadores económicos de toda España, y además, precisamente el concejo donde reside el presidente, Laviana, con tasas que han llegado a 809 casos por cada 100.000 habitantes en un periodo de 14 días, supera con mucho el umbral por encima del cual el Gobierno central está exigiendo a la Comunidad de Madrid el cierre de distritos y municipios?

Debiera el Presidente ser, a mi juicio, sensato y no dejarse llevar por ese afán de reconquista, creyéndose poco menos que el Rey Pelayo, que a lo único que contribuye es a enturbiar unas relaciones que siempre fueron buenas.

Centrémonos en Asturias, que bastantes problemas tenemos, y dejémonos de buscar enemigos gratuitamente. Menos frivolidad, menos sentar cátedra y, sobre todo, más trabajo. Mucho más trabajo.

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