Política y discapacidad

Muchas veces algunas personas con discapacidad no nos atrevemos con ciertos retos porque creemos que no vamos a poder estar al 100 por ciento, que como la siguiente operación o el dolor nos hacen dar baja de vez en cuando tenemos que hacer cosas más fáciles, no arriesgar, participar menos. Que como no podemos acceder a ciertos lugares, oír o ver, debemos restringirnos a participar en ámbitos de realidad más concretos, más limitados, menos incisivos.

En el proyecto de Podemos, sin embargo, la accesibilidad siempre ha sido un compromiso. Creemos que un proyecto participativo debe incluir a todas las personas, con sus diferentes condiciones.

Entendemos que sólo si se construye desde la diversidad, un proyecto político incide en la vida de todas y cada una de las personas. Por eso en Podemos, el cuidado mutuo entre compañeras y compañeros y el apoyo a las necesidades diferenciales de cada persona está siempre en la agenda. Mi discapacidad es el fruto de un exilio económico a un país que, por políticas neoliberales, me dificultó la atención médica cuando enfermé.

Desde entonces estoy involucrada en el activismo político intentando que lo que me pasó a mí no se vuelva a repetir. Pero no solo quiero mejorar la vida de las personas con discapacidad física o con enfermedad crónica, las dificultades de las personas exiliadas sin derechos. Quiero transformar mi país.

Cada persona con discapacidad tiene información muy valiosa para mejorar la sociedad, porque desde la diversidad vemos la realidad desde ángulos insospechados, o la sentimos sin verla. Tenemos información única, extraída de tener que enfrentar la vida y lo que llaman crisis desde condiciones distintas: extraída de nuestras luchas y nuestras resiliencias.

Frente a la política de élites, la diversidad construye una política para toda la ciudadanía. La discapacidad se convierte entonces en capacidad política, capacidad para que el cambio seguro que estamos impulsando desde Podemos sea un cambio para todas y todos.