Por el tema del que se ocupa -la mar y sus gentes- y la relevancia presente y pasada que el mismo tiene en Avilés, por el marco que ofrece la ría, por la excelente respuesta del público y por la diversidad y abundancia de expositores que podrían ser invitados a participar, no cabe otra que concluir que la feria Bitácora tiene mucho más recorrido del que se empeña en darle el Ayuntamiento al condenarla a celebrarse en unas jaimas del paseo de la ría cual mercadillo de saldos. Pasa como con el festival Celsius de literatura fantástica o el Intercéltico; esta ciudad es capaz de parir ideas geniales y luego es patente la incapacidad para sacarles jugo. Con presupuestos rácanos y metidos a calzador en formatos indignos, los certámenes que diferencian al verano avilesino y que podrían darle un plus a la ciudad apenas pueden despuntar en el panorama regional porque alguien con poca visión de promoción de la ciudad se empeña en recortar sus alas. Parece que bastase con cubrir el expediente.
