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Abogado

El decálogo

El texto feminista publicado en una revista de Comisiones Obreras

Hace pocos días un buen número de medios de comunicación se hacían eco de un artículo que se había publicado en una revista que la inmensa mayoría desconocía que existiera. Es una revista que se llama "TE" y que edita la Federación de Enseñanza de Comisiones Obreras, que en abreviatura correctamente se escribe CC OO, y así siempre lo ha escrito este sindicato desde sus inicios, cuando no pretendía serlo, sino un movimiento socio-político. Eran otros tiempos, en los que el recio soriano Marcelino Camacho desayunaba una zanahoria y vestía aquellos sobrios jerseys de lana de cuello vuelto que le tejía Josefina Semper para arropar a su compañero durante los años de cárcel que soportó cuando la dictadura. Por aquellos tiempos aún las gentes se comunicaban en un castellano fluido y comprensible, así que con irónica sencillez esa abreviatura se leía "co-co".

El artículo que llamó tanta atención se titulaba "Breve decálogo de ideas para una escuela feminista". Estaba suscrito por dos prójimas, una tal Yera Moreno y otra cual Melani Penna. No crea, aunque ni usted ni yo las conozcamos absolutamente de nada, la primera se presenta como educadora, investigadora y artista, y la segunda parece ser que es profesora de la Facultad de Educación de la Universidad Complutense de Madrid. Con esos "curricula" se supone que algo deberían saber.

No recogieron los medios la totalidad de las ideas contenidas en el decálogo, que no son diez, como pudiera pensarse, sino diecinueve y que concluye con una invitación a que se enviaran otras propuestas a añadir. Reprodujeron sólo algunas de las que consideraron más llamativas. Es que, por ejemplo, resulta de lo más sorprendente que se proponga prohibir que los alumnos jueguen al fútbol en el patio de la escuela durante los recreos. Ya ven, ahora que la selección española de fútbol femenino acaba de convertirse en campeona de la Cyprus Cup, tras vencer a Italia por 0-2 en el partido final de ese torneo internacional. Que se lo digan a Irene Paredes, capitana de la selección y elegida para el once ideal de la Federación Internacional de Fútbol Profesional. ¡Campeonas, campeonas, oé, oé, oé!

Además de la tirria que esas señoras feministas sienten por el fútbol, proponen un montón de prohibiciones más, que esto de prohibir se les da muy bien. Se ve que por su juventud no vivieron el mayo francés del 68, una de cuyas consignas más famosas fue aquella de "prohibido prohibir". Bueno, pues, estas individuas pretenden eliminar los libros escritos por autores machistas y misóginos, entre los que citan a Arturo Pérez Reverte, a Julián Marías e, incluso, a Pablo Neruda por su libro "Veinte poemas de amor y una canción desesperada". No se crea que es fácil averiguar la razón del anatema sobre este libro de poemas de amor de un comunista, cuando fueron precisamente las comunistas quienes propusieron a principios del siglo XX el Día Internacional de la Mujer, en la conferencia de Copenhague, como Clara Zetkin, Rosa Luxemburg, Alexandra Kolontai y Nedezhna Krúpshkaya. Tal vez sea por esos versos que dicen: "Cuerpo de mujer, blancas colinas, muslos blancos, / te pareces al mundo en tu actitud de entrega". Son versos definitivamente intolerables que merecen ser quemados en una hoguera purificadora, como hicieron los nazis en la plaza de la Ópera de Berlín, bajo la consigna de que el espíritu anti-alemán tenía que ser eliminado de las bibliotecas.

Hay más autores proscritos en el decálogo, como Rousseau, Kant o Nitzsche, además de otras propuestas maravillosas, tal que la de eliminar los retretes separados para chicos y chicas, porque se ve que lo más feminista es que todos vayan indistintamente al mismo lugar a orinar, a cagar y a hacer otras necesidades corporales.

Es totalmente apasionante todo cuanto el decálogo contiene, y menos mal que es breve. De llevarse todo ello a cabo, nuestros estudiantes acabarán como en aquella canción asturiana tan feminista: "Porque'l mio Xuan ye / tan burru que nun lu hai más".

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