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Un túnel que viene y va

Las alternativas de los nuevos accesos al puerto y las trabas de Yasmina Triguero

Estoy radicalmente en contra de quienes sostienen que la Alcaldesa de Castrillón, Yasmina Triguero, no debería opinar sobre las alternativas de los nuevos accesos al puerto y la posibilidad de sacar los tráficos rodados a través de un túnel paralelo al soterramiento de las vías. Mi concepto de la libertad de expresión me lleva a defender que todos tenemos el indiscutible derecho a opinar. Tenemos ese derecho y punto. Otra cosa es que lo que digamos sea más o menos sensato o simple propaganda que busca el rédito político. La libertad de opinión está por encima de eso e incluso de lo que sostienen algunos: que solo deberíamos opinar sobre aquello que podemos defender con argumentos de peso. Yo no lo veo así. Creo que unas opiniones pueden ser más acertadas que otras y que, en todo caso, el hecho de que alguien opine no convierte esa opinión en verdad. Menos aún si ese alguien descarta la posibilidad de que pueda estar equivocado o no admite, de antemano, que su opinión también tenemos derecho a ignorarla.

Dicho esto, lo que llama la atención, en este caso, es que la alcaldesa de Castrillón no se limita a opinar sino que va más allá y propone para Avilés un proyecto que sabe que está condenado al fracaso. Un proyecto que ya fue rechazado, dos veces, por el Ministerio de Fomento, dado que supone una solución técnica muy compleja, y muy costosa, por las exigencias que tendría realizar un túnel bajo la ría, con doble calzada y un espacio para las vías, que además no cumple el objetivo de conexión entre la N-632 o Variante de Avilés y el puerto, firmado en el protocolo de 2007.

La coartada que utiliza Yasmina Triguero, para poner una vela en este entierro, es que el trazado con más posibilidades de ser ejecutado, que discurre enteramente por el concejo de Avilés, enlaza con La Variante y puede generar un previsible aumento del tráfico rodado que conllevaría el peligro de que ésta llegara a saturarse. Una preocupación que habría que entender legítima si se planteara con el ánimo de colaborar y resolver el problema y no como se plantea. Tratando de interferir el desarrollo de la solución en marcha y proponiendo un proyecto que Fomento ha rechazado por su dificultad técnica y su elevado costo. Detalles que la Alcaldesa conoce de sobra pero no evitan que insista en su propuesta porque el objetivo tal vez no sea solucionar el problema sino visualizar el enfrentamiento y hacer que parezca como que defiende los intereses de los vecinos de Castrillón. Cosa que no es verdad porque Castrillón no se beneficia, en nada, si es que, al final, Avilés no puede sacar adelante el pretendido enlace entre el puerto y la Autovía.

Poner trabas, antes que buscar el consenso y la solución más sensata, es una forma de proceder que encaja, muy a nuestro pesar, con la definición que Marx, el humorista no el filósofo, hacía de la política. Groucho decía que la política, la mala política, es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados.

No es metiendo el dedo en el ojo del vecino como se resuelve el enlace del puerto con la Autovía. Es abordando las dificultades desde el lado de la solución en vez de hacerlo desde el lado del problema.

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