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El Partido Popular importa

El desenlace de UCD y la oportunidad que se abre para la renovación del centro-derecha español

Por estas mismas fechas, pero en 1982, más de media España andaba con la peripecia del Mundial de Fútbol que tan deslucido resultó, a pesar de los ánimos del simpático Naranjito. Si el mundo futbolero se mostraba decepcionado y revuelto, no estaba en mejor forma el escenario político.

El gran partido UCD, protagonista, padre y madre de la Transición, había entrado en crisis profunda, desbordado por el entorno de terrorismo, la agitación social, caos económico, luchas internas y deslealtades mayúsculas al mismo fundador, Adolfo Suárez. Las elecciones generales estaban encima y los pronósticos no podían ser más pesimistas. Las encuestas anunciaban 20 diputados y, al final fueron, 11 de un total de 168 que tenía UCD en el Congreso. El partido desapareció, fue víctima de la "duda nacional" que los principales barones habían sembrado con sus luchas internas. Los mismos que anunciaban UCD para el año 2000.

Volviendo al fútbol, en 1982, "The Economist" escribía que un buen resultado en el Mundial ayudaría al Gobierno y a los constitucionalistas frente a los ya entonces separatistas. Lamentablemente, no hubo ocasión.

Este mirar atrás puede ser un poco traído por los pelos, pero da ocasión para algunas aproximaciones valorativas. El Parido Popular, que posteriormente recogió a la mayoría de votantes de UCD, se definió como un partido de centro-derecha, homogeneizando demócratas cristianos, liberales y reformistas, en un trabajo de remiendo y apresto del tejido ucedista. Ha sido el PP, y debiera seguir siendo, el contrapoder del centro-izquierda, sin populismos radicales, que representa el PSOE. Su contribución a la estabilidad y muy especialmente al crecimiento económico de España, no admite dudas y hasta Pedro Sánchez lo reconoció, el otro día, en el Congreso.

Ahora, el Partido Popular está, como UCD en 1982, en sus horas más bajas. El poder desgasta y más si se ejerce perdiendo valores y principios básicos y más si a última hora recibe el puntillazo de una moción de censura que en 24 horas se cobra Gobierno y líder. Orfandaz y sin despensa, mal asunto.

Revitalizar, reformar con estilo refundacional, desprenderse de la costra de la corrupción son exigencias para poder presentarse ante los votantes de siempre, de los que se fueron y de los que temen el nuevo radicalismo. En un congreso extraordinario, se escogerá al candidato o candidata para ese difícil empeño. Existe el peligro de un salto al vacío que conlleva toda operación de cambio. Si la estructura del partido entra en partenogénesis será el final, pasando a posiciones irrelevantes en el escenario político. Todas las candidaturas hacen votos para mantener la unidad y el ideario básico de defensa de la integridad de España, de la libertad, apoyo a las víctimas del terrorismo, solidaridad e igualdad de todos los españoles y fuerte apoyo a la familia.

Del liderazgo escogido y de la forma y fondo del mensaje dependerá que el PP no repita la historia de UCD.

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