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Catedrático de Lengua y Literatura Españolas

Tu es Petrus en Rivero

La devoción al santo en el popular barrio avilesino

San Pedro es símbolo del popular y entrañable barrio de Rivero, núcleo, junto con el de Sabugo, del Avilés más auténtico y genuino, como ha dejado escrito en su imprescindible libro "Avilés: Historia, Fe y Costumbres", don Ángel Garralda, durante mucho tiempo párroco de San Nicolás y testigo excepcional del devenir de la ciudad durante los últimos 70 años (años de emigración, desarrollismo, industrialización, consumismo exacerbado, chabolismo, ataques incontrolados al medio ambiental...). A Garralda, los conservadores de hace tiempo lo llamaban "cura rojo", y los reaccionarios de ahora, "cura facha". Pero don Ángel siempre será uno de los más documentados conocedores de la intrahistoria de Avilés, según criterios objetivos y no según ideologías, que quieren imponer una visión de Avilés según sus prejuicios laicistas que nada tienen que ver con la aconfesionalidad del Estado, tal como lo consagra la Constitución de la Transición, que algunos exaltados la quieren romper para arrojarla a la basura.

Rivero celebra su fiesta grande, la de San Pedro, a quien los vecinos del barrio rinden culto de devoción en su capilla. Es el San Pedro de la negaciones ( con sus lágrimas) y del canto del gallo, pero sobre todo, es San Pedro, (con sus llaves), la roca sobre la que Jesucristo que es Dios y hombre verdadero fundó su Iglesia, contra la que nada han podido, pueden, ni podrán los fuerzas satánicas, que hoy se esconden en ideologías que intentan por todos los medios aniquilar la naturaleza y al hombre con un falso progresismo que sólo conduce a sembrar el terror, la destrucción y la muerte: el mito del progreso indefinido, está conduciendo al nihilismo presente basado en relativismo moral y en al ateísmo ideológico del que presumen los nuevos y los antiguos políticos.

San Pedro, con sus lágrimas, acoge las de los avilesinos que pasan delante de su capilla de Ribero, los mira de soslayo, confiado. La Iglesia Católica, como decía el gran Patrón de Avilés, San Agustín, camina por la Historia hasta su destino definitivo en el Cielo, entre las persecuciones de los hombres y los consuelos de Dios. Esto la experimenta todos los días y en todas las partes: como dice el Papa Francisco en ninguna época de la historia ha habido tantos cristianos mártires como en los siglos XX y XXI.

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