El famoso dicho de entrar como un elefante en una cacharrería para explicar muy gráficamente cómo es posible ocasionar mucho ruido en muy poco tiempo, puede aplicarse perfectamente a la llegada del actual presidente de la FADE, Belarmino Feito, a su actual responsabilidad. Parece decidido a que todo el mundo sepa que ha llegado un nuevo sheriff a la ciudad, aunque ya hay quien asegura que realmente lo que ha hecho es entrar en la campaña de elecciones locales y autonómicas que se celebrarán dentro de un año.
Los primeros patinazos en sus declaraciones pudieron atribuirse a su bisoñez en el cargo o quizás a un exceso de ímpetu en su llegada a la nueva responsabilidad, tal vez incluso, a escenificar una ruptura total con el anterior presidente y equipo de dirección en cuanto a la forma de gestionar la representación de los empresarios asturianos.
Sea por una causa o por otra, la línea del discurso del presidente está plagada de errores de percepción sobre las cosas y, sobre todo, de poco respeto hacia el marco donde algo tan importante como el diálogo social y el consenso mínimo exige, para sentarse en una misma mesa de negociación empresarios, sindicatos y a veces gobiernos.
En los últimos años, ha sido siempre posible acordar. El acuerdo es siempre positivo, quizás el señor presidente de FADE no esté muy familiarizado con ello, puesto que nunca ha sido proclive a que en su empresa exista representación sindical a través de elecciones, y el diálogo social brille por su ausencia. No parecen los derechos básicos de los trabajadores lo que más preocupe al señor presidente. Sería muy bueno que analizase las condiciones de los propios trabajadores de FADE antes de despreciar acuerdos firmados por otros, y aplicar la prueba del algodón al nivel del dialogo en FADE antes de lanzarse a hacer de menos acuerdos, pactos y consensos.
El mundo giraba antes de que el señor presidente de la patronal asturiana llegara, y seguirá haciéndolo cuando se vaya. Tal vez no gire en el sentido que a él le guste, es posible. Los acuerdos locales, como Avilés Acuerda, Avilés Avanza y Avilés Innova. Los acuerdos regionales en Concertación Social ininterrumpidamente desde el 2000 al 2019, han sido fundamentales para la evolución económica y laboral de la región, suponiendo importantes avances, sobre todo, en términos de crecimiento y empleo. O los acuerdos a nivel estatal, como el reciente (AENC) 2018, 2019 y 2020, firmado entre CEOE, CEPYME, UGT y CC OO.
No parecen del gusto del presidente de FADE ninguno de ellos, o al menos los más recientes de los nombrados; como tampoco le gusta la cooficialidad del asturiano o pagar más impuestos según dice, que en otras comunidades, sin valorar la repercusión que puedan tener en la educación o la sanidad asturiana frente a la de esas otras comunidades con supuestamente menor carga impositiva. Ya estamos acostumbrándonos a escuchar declaraciones de éste tipo, en una línea difusa entre la representación de la patronal, la desconfianza sobre los acuerdos alcanzados por otros, el conocimiento y valoración del uso de las lenguas, y las declaraciones políticas aprovechando los micrófonos.
Llama el señor Feito constantemente a la Santa Cruzada de la clase empresarial buscando un protagonismo que por cierto FADE siempre ha tenido, pero haciendo mucho menos ruido. Las negociaciones, Los acuerdos, los pactos, se hacen de buena fe cuando se respetan las reglas del juego. Construir escenarios en un clima de confianza mutua que favorezca la consecución de acuerdos puede llevar años y en el caso de Asturias de esto sabemos mucho. Para arruinar el mismo clima en las relaciones entre las partes se tarda mucho menos. La paciencia de los sindicatos no es eterna. La UGT ha dejado claro cuál es su posicionamiento, cumpliremos y haremos cumplir todos aquellos acuerdos que firmamos, quizás sea mejor que vayamos dejando claras cuales son las posiciones, mientras tanto mantengamos la calma dentro de lo posible.
