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Fútbol también en verano

La función del deporte como válvula de escape

Ayer acabó el Mundial de Fútbol, pero hace ya una semana que los equipos entrenan y sudan la camiseta con vistas a la próxima temporada. Así es que este año la pelota no dejará de rodar ni siquiera en verano. Será un punto y seguido que mantendrá constante la tensión de los aficionados. Una tensión que también sirve de terapia pues, el fútbol, si bien no resuelve nuestros problemas ofrece un espacio para canalizar los sentimientos, ya sean de alegría o de frustración y tristeza.

La realidad es esa. Por eso, siempre que hablamos de fútbol acabamos hablando de su función como válvula de escape. Cuestión que este año se dará al completo ya que no tendremos ni un mes de respiro. También es verdad que, aunque no se hubiera jugado el Mundial, tampoco se hubiera producido el vacío. Haya o no competiciones, los mensajes y las noticias del fútbol fluyen de manera constante para mantener la atención de los aficionados. Basta recordar que algo tan intrascendente y tan simple como un esguince de cualquier jugador de fútbol puede convertirse en tema de apertura de los telediarios. Y ya no les cuento si hablamos de fichajes y surge un caso como la marcha de Cristiano Ronaldo a la Juventus.

El fútbol no desaparece ni siquiera en verano. Los que entienden de negocios dicen que hay tres cosas que funcionan siempre: los espectáculos para niños, la música para los jóvenes y el fútbol para los adultos. Debe ser cierto porque durante los años duros de la crisis, el fútbol apenas se vio afectado y millones de españoles siguieron siendo socios de su club, acudiendo a los estadios o comprando abonos para verlo por televisión, aun a costa de reducir todavía más sus escasos ingresos económicos. Así es que merecería un estudio sociológico, eso de que miles de personas, que difícilmente llegan a final de mes, estén dispuestas a rascarse el bolsillo para ver a veintidós futbolistas, que ganan millones, correr detrás de un balón. Un estudio serio y riguroso porque no estoy de acuerdo con Jorge Luis Borges, que además de ingenioso era provocador y llegó a decir que el fútbol es popular porque la estupidez también lo es.

Despachar el tema con semejante reduccionismo me parece una simpleza. No creo que el fútbol nos haga estúpidos. Tampoco creo que sea cosa de ignorantes. Recurrir al menosprecio supone menospreciar a millones personas. Estoy de acuerdo en que se ha convertido en mucho más que un deporte y, si me apuran, que incluso apenas es ya un deporte. También estoy de acuerdo en que, tal vez, como dicen algunos, viene a sustituir a la guerra. Si fuera así no cabe duda que es preferible ver un Alemania-Inglaterra sobre el césped con los respectivos equipos escuchando los himnos nacionales, como si fueran soldados antes de la batalla, que recordar los horrores de las dos guerras mundiales.

El fútbol es lo que es y conviene aceptarlo sin sacar las cosas de quicio. Sin hacer comparaciones absurdas como eso de que las sociedades que valoran más a un futbolista que a un médico están condenadas al fracaso. El valor de la medicina es indiscutible, no creo que nadie lo ponga en duda, pero no anula el valor del fútbol. Un valor que hay que entenderlo como refugio y válvula de escape frente a una realidad que muchas veces asusta.

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