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Vita brevis

Roja y gualda

Un relato por la historia de la bandera nacional y los tópicos que la rodean desde hace tiempo

En octubre de 1919 se estrenó una revista musical de variedades que se titulaba "Las Corsarias" y que fue todo un éxito, pues se mantuvo en escena durante largo tiempo, con miles de representaciones, tanto en Madrid como en Valencia y otras ciudades españolas, e incluso en Buenos Aires. Sobremanera se hizo famoso uno de los números de aquella revista, que era un pasodoble que tenía el estribillo siguiente: "Banderita tú eres roja, / banderita tú eres gualda; / llevas sangre, llevas oro / en el fondo de tu alma".

Eran aquellos años difíciles, porque España andaba liada en la Guerra de Marruecos. Seguramente por esa razón, el pasodoble comúnmente conocido como "La Banderita", adquirió una gran popularidad, que el público lo coreaba en los teatros y, según parece, hasta Alfonso XIII lo cantaba mientras se afeitaba su regia y borbónica barba. Los tiempos de guerras son propicios a la exaltación patriótica y la bandera es un símbolo unificador.

Actualmente, existe cierta confusión sobre el origen y lo que representa la bandera roja y gualda, que la Constitución declara que es la española, si bien que dice que es roja y amarilla, que es más comprensible. Hay quien rebusca en la Historia y se la endiña al rey ilustrado Carlos III, que en estas cosas simbólicas cuanto más añeja sea la cosa, mejor. Quienes así manejan el asunto tienen en parte razón, pero sólo en parte. Es que en aquellos tiempos no existían las banderas nacionales, sino las enseñas reales que representaban a la correspondiente monarquía, porque eso de la nación fue un invento de la revolución americana y, posteriormente, de la francesa. De modo que lo que Carlos III pretendió fue sustituir la enseña real que portaban los buques españoles, que era blanca con el escudo real en el centro, por otra más visible en la mar, para que no hubiera confusiones. Así surgió la roja y amarilla, que se distingue bien a distancia y que fue la enseña que enarbolaba la marina en sus buques y puertos de mar, a propuesta de Antonio Valdés y Fernández Bazán, ministro de Marina y burgalés de padres asturianos.

Esta chillona bandera se hizo muy popular cuando la Guerra de la Independencia y entonces la adoptaron muchos regimientos y unidades militares patrióticas contra los franceses, fieles a las Cortes de Cádiz, con las que se constituyó España como nación política moderna. Pero aún la roja y gualda no sería todavía formalmente la bandera de la nación española, aunque sí del pueblo sublevado contra el gabacho.

Fue un Real Decreto de 13 de octubre de 1845, sancionado por Isabel II; el que reconoció como bandera nacional la de tres franjas horizontales, roja, amarilla y roja, siendo presidente del Consejo de Ministros Ramón María Narváez, conocido como el Espadón de Loja, pero un liberal moderado. Y esa fue desde entonces la bandera nacional de España, incluida la I República, salvo durante el periodo de la II República.

Así que no puede afirmarse, como hacen algunos erróneamente, que esta sea una bandera facha y ni siquiera monárquica. Es verdad que es la que aventaron los nacionales que se alzaron contra la República, pero tampoco es cierto que lo hicieran desde el principio, porque en los momentos iniciales los alzados también usaban la bandera republicana tricolor, roja, amarilla y morada, que no fue oficialmente sustituida por la rojigualda con el aguilucho, más conocido como la gallina, hasta el año 1938. Lo que si varió a lo largo de los años fue el escudo que se imprimía en el centro de la roja y gualda.

Ahora que se cumplen 175 años de la proclamación de la bandera nacional, podría recordarse otro estribillo del pasodoble de "Las Corsarias", que decía: "Como el vino de Jerez / y el vinillo de Rioja / son los colores que tiene / la banderita española". Eso sí que es patriotismo del bueno. Oiga, ponga otra ronda

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