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Novecientos

Las críticas vertidas a la pretendida aprobación de un salario mínimo de 900 euros

Estuve por poner "Novecento", por copiar y poner el título de aquella película de Bertolucci en la que aparecen la nobleza, la burguesía acomodada y la Iglesia haciendo de las suyas a los campesinos y los obreros. No lo hice, aunque quedaba bonito, porque la película se refiere a principios del siglo pasado y la sociedad y el contexto son distintos. Pero estamos en lo mismo.

Estamos en que los bien comidos gritan contra la subida del salario mínimo y callan, enmudecidos, ante los sueldos millonarios y los beneficios de las grandes empresas y los banqueros. Para ellos somos esclavos que deberíamos estar contentos con lo que tenga a bien darnos el amo. Un amo que está en sus cosas y no ha caído en la cuenta de que con menos de 900 euros no se puede vivir en España. Y con 900 tampoco, pero allá nos las apañemos. No es su problema. Lo suyo es ganar dinero y meternos miedo. Es decir que con un salario de 900 euros se hunde España. Aseguran que con ese salario nuestra economía va a la quiebra a pesar de que en Francia el salario mínimo es de 1.480 euros, en Alemania de 1.645 y en Luxemburgo de 1.998. Pero España es diferente. Aquí la gente vive del aire o de milagro, que es como se ha vivido estos años mientras que quienes ahora se escandalizan aprovechaban para engordar sus carteras.

Poco importa que los números sean tozudos y el balance no deje lugar a dudas en cuanto a quiénes fueron los que pagaron la crisis. Actualmente hay más personas pobres, 1.788.358, que en 2009. Lo dice un informe de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social. Un informe que también señala que el empobrecimiento real ha sido mucho más acusado que el mostrado por los datos oficiales porque no solo ha aumentado el número de pobres, sino que se ha producido un empobrecimiento general de la población que, entre otras consecuencias, ha arrastrado hacia abajo los umbrales de pobreza.

La pobreza afecta ya al 26,6 de la población, a un total de 12.338.187 personas. Por eso parece oportuno que nos preguntemos si, realmente, se puede vivir con ese salario de 900 euros, que algunos consideran exagerado. Muchos dirán que viven, incluso, con menos. Ahí están los pensionistas con pensiones mínimas de 656 euros. Y los parados con y sin subsidio. Pero no solo ésos, también están los que trabajan y cobran 735,90 euros, que es el salario mínimo que, al parecer, debe seguir en lo mismo so pena de sumir al país en una nueva crisis.

Hablamos del salario mínimo cuando deberíamos hablar del salario ético, del salario con el cual un trabajador y su familia pueden vivir dignamente. Cualquier persona que trabaje, lo lógico sería que recibiera una cantidad que fuera suficiente, al menos, para cubrir sus necesidades básicas. Por eso, desde un punto de vista ético, resulta escandaloso que algunos partidos políticos, como el PP y Ciudadanos, cuyos diputados ganan seis veces el salario mínimo, digan que con un salario de 900 euros se pone en riesgo nuestra economía y se está provocando una nueva crisis. Habría que preguntarles qué salario consideran digno para los ciudadanos que representan. Lo digo porque, a lo mejor, no conocen aquella famosa frase de Sir James Goldsmith: "Si pagas con cacahuetes tendrás monos".

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