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Saúl Fernández

Crítica / Teatro

Saúl Fernández

Dos actores y un destino

José Antonio Lobato y Manuel Pizarro hacen grande un espectáculo sobre la desesperanza

"Semblanza Mauricio Kartún. Cumbia Morena Cumbia" es un festival de teatro dentro del teatro. Y eso mola. Porque descubre a un autor desconocido (Mauricio Kartún, que es argentino, de San Martín, llegó al mundo en 1946), porque cuenta con el trabajo tremendo de dos tremendos actores asturianos y porque los espectadores, al final, se quedan sobrecogidos, inquietos, meditabundos. Y eso siempre mola.

El montaje de antes de anoche es una coproducción de "Teatro Margen" y "Teatro Estudio Gijón". El Palacio Valdés la programó un miércoles antes de puente, dentro del ciclo "Hecho en Asturias": poco personal en platea. Una lástima: "Semblanza Mauricio Kartún. Cumbia Morena Cumbia" es lo mejor entre lo último a este lado del Pajares (con el Circuito Profesional desmontado por orden gubernativa). Y eso también mola, que no siempre pasa.

Lo extraordinario es juntar sobre la escena a dos grandes de la escena asturiana: José Antonio Lobato y Manuel Pizarro. Lo de antes de anoche, salvando las distancias que separan Asturias de Nueva York, fue como tener a Al Pacino y a Robert de Niro sobre las tablas. Las distancias son geográficas y también de peculio: la producción es diminuta, pero en ella los dos actores son fantásticos, sobre todo, cuando llega el momento de "Cumbia Morena Cumbia", que es un drama de soledad, espera sin destino y futuro oxidado, un homenaje a Harold Pinter y Samuel Beckett en una tanguería donde no pasa el tiempo y donde la tristeza conmociona. Y todo eso con el juego de tenis de los dos actores. Esto es lo mejor del festival doble. Lo menos bueno es el planteamiento del espectáculo: la unidad dramática no está hilada del todo y eso desperdiga; las dos partes están muy diferenciadas. Es Miguel G. Expósito el responsable de esta parte.

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