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Aplicar el "Brexit" en Gibraltar

Las negociaciones para definir el nuevo estatus del Peñón

En el "tocho" de 585 páginas -185 artículos- que resume el Tratado de Salida, el "Brexit" del Reino Unido de la Unión Europea, figuran además tres protocolos, uno de ellos dedicado a Gibraltar. En siete páginas y seis artículos la Comisión Europea establece un marco regulatorio para la cooperación de Gran Bretaña y España sobre los "trabajadores transfronterizos", aduanas, fiscalidad, transparencia financiera, pesca, medio ambiente, policía y seguridad.

Para facilitar la aplicación práctica se especifica la creación de grupos de trabajo específicos entre autoridades de Londres y Madrid, sin ninguna alusión a los gibraltareños. El criterio es que la salida de la potencia colonial no condicione gravemente a las personas. También se establece que: "Después de que el Reino Unido abandone la Unión Europea, ningún acuerdo entre la UE y el Reino Unido podrá ser aplicado en el territorio de Gibraltar sin un acuerdo entre España y el Reino Unido". Esto no ha gustado nada al gobierno de la colonia, por considerar que es un veto en toda regla para el futuro de la Roca.

Las opiniones oficiales sobre la fórmula que ha propuesto la Comisión Europea en el tema de Gibraltar son moderadamente favorables, reconociendo que no se ha avanzado nada en los temas de cosoberanía y uso compartido del aeropuerto, claramente ilegal y burlando los términos del Tratado de Utrech.

Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores se afirma que es preferible llevar esos puntos a las previstas negociaciones durante el periodo de transición del "Brexit" que empieza el 29 de marzo de 2019 y finalizará en 2021. La oposición, de momento, está callada. Quizás porque el equipo negociador del tema en Bruselas es el mismo del gobierno de Rajoy.

José María Carrascal, el periodista que más y mejor, desde años y ahora mismo, ha tratado la cuestión de Gibraltar, se refería a que "llevo medio siglo viendo a los ingleses prometiéndolo todo cuando están en apuros, pero luego salen con que se lo impiden los gibraltareños". A su juicio hay que estar muy alerta a que una vez más la diplomacia británica gane la partida. Lo efectivo fue cerrar la Verja en 1968, por la negativa a negociar que impuso la ONU y que los ingleses rechazaron con el argumento de que en España no había democracia. Después de 1978 la respuesta fue robustecer el gobierno títere de la Roca. Cualquier excusa es válida para Londres y así chantajearon al exigir la apertura de la Verja si queríamos entrar en la OTAN y hubo que abrir la Verja en 1982.Y repitieron la jugada cuando nuestro ingreso en la Unión Europea al tener que aceptar la denominación de Gibraltar como "territorio europeo cuyas relaciones exteriores lleva un estado miembro". Ni una alusión a su condición de colonia y al contencioso.

El protocolo habla de Gibraltar y su Campo, presentándose Londres y Madrid como planificadores solícitos de los municipios circundantes al Peñón. Novedosa estrategia que puede incluir pretensiones inadmisibles.

José María Carrascal así lo advierte al ministro Borrell: "¿Quiere usted pasar a la historia como el que cedió definitivamente Gibraltar a los ingleses y un buen trozo de Andalucía?"

Es pronto para sacar conclusiones finales puesto que no se ha producido el refrendo del Parlamento británico y la sanción de los jefes de estado y gobierno de los miembros de la UE. Pero a estas alturas todo es posible.

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