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Párroco de San Nicolás

El viaje de nuestra vida

Tras la celebración del 150.º aniversario del traslado de San Nicolás

Afirmaba el filósofo Morente que pasábamos la vida corriendo de un lado para otro con la triste certeza de llegar a desconocer la meta. Y es verdad. Si nos descontaran las horas pasadas en ir de acá para allá, obtendríamos un buen suplemento: viajes con familias o amigos, recados, compromisos, mudanzas, estudio o trabajo, aventuras, de regreso emocionado al hogar... Nuestra vida, tantas veces, es definida y determinada por los diversos viajes.

Celebramos estos días el aniversario de un traslado singular que ha marcado época. 150 años que han pasado volando y que, aun hoy, mantienen su sentido embargado de un esperanzador futuro. Se nos quedaba pequeña la parroquial de San Nicolás y el Ayuntamiento de entonces imploró la autorización de la reina Isabel para conseguir la cesión del desamortizado convento de san Francisco. Conseguida la real merced, se tomó solemne posesión, fallida eso sí: tal era la situación del edificio que se tuvo que volver a la parroquia por el mismo camino para acometer obras de reforma. Pero, ¡al fin!, hace ya 150 años se logró volver a dar vida al abandonado edificio.

Y así han ido pasando tantos años de aquel corto viaje que menuda historia ha dejado. Porque de eso precisamente se trata. ¡San Nicolás continúa construyendo Avilés! Entre nuestros muros se encierra parte importante de la esencia de La Villa: carlistas y franceses, guerras y revoluciones, reyes y repúblicas, asociacionismo femenino y sindicatos, hambrunas, peregrinos y emigrantes, alegrías por bautizos, compromisos de bodas y lágrimas en entierros. Este cambio de sede aún encuentra sentido cada día en las familias de nuestro colegio, en los centenares de niños de catequesis y confirmación, cofradías y asociaciones, atención social, celebraciones. Nuestras puertas están siempre abiertas.

Aquel día conocíamos bien la meta, la misma que tenemos hoy: seguir poniendo nuestro grano de arena en la construcción de una ciudad donde todos puedan sentirse a gusto, donde todos tengan un sitio y nadie sobre. Y aquí seguimos, en el mismo edificio, pero dentro ya de muchos corazones y familias. Este 6 de diciembre rememoramos aquel bendito traslado, el viaje de nuestra vida, con el que deseamos comenzar otros 150 años de historia en Avilés. ¿Te apuntas?

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