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Ventanal

Manual para manifestaciones

Un recorrido por las mil formas de protestar

Santiago García, una de las referencias más prestigiosas del fotoperiodismo nacional y asturiano, está exhibiendo en la sala Jovellanos de Gijón una muestra gráfica de su espléndida obra. Particularmente, a mí, en el capítulo social, me han hecho retroceder en el tiempo las fotografías de manifestaciones multitudinarias que reflejan la crispación social con ocasión de planes muy negativos para la siderurgia asturiana. Fotos que hacen historia y puedo asegurar, como testigo cercano, que fueron muy importantes para que los del poder cambiasen sus planes.

Envuelto en la melancolía, no he podido evitar algunas reflexiones sobre el sentido de las manifestaciones como expresión de reivindicación, de apoyo o censura, las de alabanza no cuentan, de los antes súbditos y después ciudadanos, frente a señores amos de vidas y haciendas, gobernadores y caudillos, abades y papas, reyes y ministros, sistemas y leyes. Un breve repaso a la historia nos daría suficientes ejemplos de que la manifestación colectiva ha tenido un desarrollo paralelo al de la sociedad.

Hoy la manifestación es un derecho democrático de reciente reconocimiento y con muchos condicionamientos. Antes se regía por la espontaneidad. No consta cómo los hombres de Neardental se manifestaban frente a las cavernas de Cromagñon por aquello de la discriminación genética, pero sí hay referencias sobre los judíos protestando ante Pilatos con ocasión de Jesús. Dando un salto en el tiempo, también es memorable la manifestación de los tercios españoles por el retraso en la paga de sus haberes y que terminó con el saqueo de Roma. La toma de la Bastilla y el apoyo de la guillotina son hitos históricos, de igual forma que el asalto al Palacio de Invierno.

Como manifestaciones bien programadas en tiempo y forma están las que ordenaban Stalin, Hitler, Mao y Franco. En plan romántico, figuran las de las damas sufragistas, acompañadas por doncellas que les llevaban té.

Algunas manifestaciones de ahora buscan la bronca, tal como ocurre en Gerona, Tortosa, Cádiz o París, alentadas por los que anuncian que serán dueños de plazas y calles, tal como proclamaba Fraga Iribarne hace 43 años.

Puestos a ejercer nuestro derecho de manifestación, conviene tener presente algunas recomendaciones. Lleve un chandal discreto, sin letras ni números, por si algunos tratan de identificarnos. Zapatillas para correr si llega el caso. Un botellín para el sofoco y evitar apretujones por aquello del acoso sexual. Si tiene ocasión compre el "Manual del perfecto manifestante", obra de Pérez Vasilev.

Antes de ir, hay que enterarse del recorrido urbano, de si hay muchos contenedores que pueden ser incendiados por reventadores, oficinas bancarias y grandes almacenes para asaltar, ya que algunos miden el éxito de la algarada por el número de metros cuadrados de cristal rotos. Si estás en Bilbao y en lo antiguo ves a unos mocetones portando letreros que ponen "Presoak Kalera-Neska Polita", no se trata de una invitación a un "piyama party", es otra cosa.

Aunque parezca una obviedad, compruebe si la manifestación es la suya y no otra que reclama más elefantes rosa. Por cierto, compre el calendario anual de grandes manifestaciones a nivel mundial : contra el CO2, el G20, el FMI la OTAN, Trilateral, banca, hambre, violencia de género y más. Con un poco de vocación se puede compaginar turismo y manifestaciones. Es muy instructivo y hay muchas becas para gastos. Con un poco de humor sabe mejor.

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