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Jugones

La labor informativa en el contexto actual

Tiempos de crispación, de centrigugación del país, de pérdida de tiempo en busca de la identidad y de absurdos deseos de sacar del desván fantasmas del pasado, cuando tenemos graves problemas que afectan cotidianamente a la ciudadanía sin resolver.

Tiempos de lo políticamente correcto, de progresía en la barra del bar, de limpiarse los mocos con la bandera española cuando se carece de talento para hacer humor y de reaños para realizarlo con otras -la de Boko Haram, por ejemplo-, de atrincheramiento en los escaños parlamentarios después de alternar con las cloacas del Estado o "fusilar" una tesis doctoral y también de recibir lecciones de democracia por parte de quienes implantaron el terror con el tiro en la nuca, los coches bomba, los secuestros y los chantajes. Los mismos que ahora se acercan a sus casas mientras nuestros representantes se escupen o son incapaces de encontrar hueco en su agenda para recibir a un Comité de Empresa.

Tiempos en los que no se lleva cuestionar la Ley de Violencia de Género, recelar y temer por lo que se cuece en las mezquitas o asombrarse ante la presentación en el Congreso de Diputados de una proposición en la que se insta al Gobierno a suprimir íntegramente del Código Penal el artículo 578 -tipifica el delito de enaltecimiento del terrorismo y protege a las víctimas del "descrédito, menosprecio o humillación"-, cuando la amenaza terrorista de los fanáticos de la media luna sigue vigente y aún existen decenas de asesinatos etarras sin aclarar. Tampoco está de moda tener interés por conocer el volumen de ayudas a los foráneos para poder realizar una comparativa con las percepciones que reciben nuestros compatriotas que llevan tiempo a dos velas sin comerse una rosca -horrible el caso de la señora de Chamberí que se arrojó por la ventana cuando iba a ser desahuciada- y oponerse frontalmente a la prioridad de las lenguas regionales por encima del español. Respecto al lenguaje, hemos llegado a situaciones tan insólitas como que el Gallego Administrativo-Nivel Superior tenga más valor que una tesis doctoral a la hora de promocionar internamente en la Administración gallega.

Pero también, por fortuna, son tiempos en los que la ciudadanía puede retirar el voto que prestó en las urnas -los andaluces ya lo hicieron- y de excelentes profesionales del mundo del periodismo capaces de informar contra viento y marea. Lo conocí en 2014 cuando, tras la derogación de la "doctrina Parot", apareció en los medios de comunicación por su valiente actitud al finalizar una rueda de prensa en Durango dada por más de 60 terroristas liberados. "¿No vais a pedir perdón?", "¡Es hora de que lo hagáis!", "¡Hay cientos de muertos encima de la mesa!", "¿No tenéis la hombría ni la vergüenza para hacerlo?", les espetó a cara descubierta. Escasos y tímidos aplausos antecedieron a que el servicio de orden lo empujara a la calle.

Se llama Cake, Cake Minuesa, estudió Derecho en Valencia y la radio lo trajo a Madrid a mediados de los noventa. Trabajó en diversos medios de comunicación, como Antena 3, Onda 6tv, Intereconomía, Cuatro, Telecinco y Telemadrid. Es un tipo bien parecido, osado, valiente, incisivo, con facilidad de palabra y vivaz en la réplica. Un tipo que no se arruga y da la cara en primera línea informativa, con elevadas posibilidades de que se la rompan, buscando poner en evidencia la hipocresía, la doble vara de medir, la falta de escrúpulos y la incongruencia de muchos personajes del ámbito político. Tremendo el puñetazo que le propinaron los CDR en Barcelona durante el viajecito que el gabinete Sánchez se marcó a Cataluña para celebrar un Consejo de Ministros y hacer la pelota a los secesionistas.

Sus numerosos reportajes, bajo el título "Ciudadano Cake", se hacen virales en la red cada vez que decide empuñar el micrófono y con su cámara detrás abordar la información desde el epicentro, interpelando cara a cara a Otegi en sus visitas a Cataluña para apoyar a los amantes de la estelada -"¿vienes a pedir perdón por lo de Hipercor, Arnaldo?"-, preguntando por la situación venezolana al señor Monedero y recibir un cabezazo como respuesta o informando en la localidad navarra de Alsasua desde el lado de los intolerantes, consiguiendo un aluvión de insultos y acabar retirado, rifirrafe incluido, por la Policía Foral.

-"¡Dime algo, Salinas!", "Raza blanca, tirador!", " ¡Jugón!"... Son algunas de las innumerables expresiones ingeniosas que el gran Andrés Montes dejó para la historia de la locución deportiva. Con permiso, maestro, permítame tomar la última que he citado para dedicársela a Cake. Un puto jugón como usted.

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