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Ventanal

Soldados de la democracia, paz y libertad

La función de las Fuerzas Armadas Españolas

Felipe VI aprovechó su 51.º cumpleaños para tener un encuentro con los militares españoles destacados en Irak, que forman parte de una misión internacional para ayudar al Gobierno de aquel país a combatir a los terroristas del Daesh, y llevar un mínimo de tranquilidad a la región. Las informaciones publicadas, con escaso relieve mediático, señalan que el contingente está formado por 550 militares, de ellos 30 mujeres, ocupándose principalmente de la formación del nuevo núcleo del ejército iraquí y de la protección de bases operativas.

El Rey en su alocución a las tropas resaltó la alta estima del pueblo español que los valoran como "soldados de la democracia, la paz y la libertad" y les expresó su reconocimiento como español y Mando Supremo que le otorga la Constitución. Esta es la segunda vez que el Rey visita a destamentos en el exterior de nuestras fuerzas armadas. La primera fue en 2015 a los militares destinados en Líbano.

Estas acciones de las fuerzas armadas, como las desplegadas en Mali, Somalia, Eritrea, Antartida, Mediterráneo o en maniobras de la OTAN, merecen más espacio informativo y muy concretamente de los medios que subsisten de presupuestos públicos. Una mayor y mejor divulgación de los valores y capacitación de las fuerzas armadas, reforzaría la estima generalizada y sería la mejor respuesta a esos sectores de fondo radical populista que ven y tratan con reticencia la mera presencia de uniformes. Todavía hay partidos y gentes anclados en una visión trasnochada de nuestras Fuerzas Armadas que son un modelo de lealtad constitucional, a diferencia de sus críticos.

El Rey fue acompañado por la ministra de Defensa, Margarita Robles, que está demostrando una buena atención a personas y medios en el sector de las Fuerzas Armadas y bien merece una felifitación, a diferencia de otros miembros del Gobierno que rondan la reprobación.

En la visita del Jefe del Estado a Irak, figuró también un encuentro con el presidente irakí Barham Salih, en el que analizaron la situación de la zona.

A título de una remembranza histórica, es posible que Felipe VI le recordase que durante el siglo VIII y una gran parte del siglo X, era desde Bagdad de donde emanaba la gobernanza del Al-Andalus y la autoridad religiosa del Califato. Hasta Abderraman III las relaciones entre la dinastía abasida y el Emirato, y luego Califato de Córdoba, fueron muy intensas y no pocoas veces conflictivas, pero con traspasos culturales positivos. La Historia da muchas vueltas.

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