Cuenta una leyenda oriental, que las personas destinadas a encontrarse están unidas por un hilo invisible que simboliza un sentimiento, un interés compartido.

El 8 de marzo ese hilo conectó a millones de personas en todo el mundo. Personas que no nos conocíamos pero compartíamos la desigualdad y la precariedad, pero sobre todo la sensación de que merecíamos más y la necesidad de hacer algo.

Nos encontramos en lo que fue una huelga general pero sobre todo vital, porque hablábamos de nosotras, de nuestras vidas. En eso consiste el 8M, de eso hablamos cuando lo hacemos de feminismo, de poner la vida en el centro, del techo de cristal, brecha salarial, mundo rural, violencia machista, de nuestra libertad sexual. Hablamos de las vidas de todas y cada una de nosotras.

Cuenta la leyenda que es una bruja quien puede ver ese hilo y las personas que atraviesa. Todas nosotras tenemos algo de esa bruja, y como dice la canción de Rozalén "si te fijaras en todas las miradas de quienes se cruzan por tu vida, las descubrirías". Descubriríamos a nuestras vecinas, aliadas, compañeras, con vidas muy diferentes pero igualmente atravesadas por esas desigualdades, que toman formas distintas en cada realidad concreta.

La vecina del tercero que tiene una pensión de viudedad y ayuda a sus hijos en paro. Las cuidadoras, que sostienen la vida aisladas por un sistema que nos dice que cuidar la vida debe ser algo privado, individual, y no una responsabilidad colectiva. La estudiante que sufre en silencio situaciones de acoso que probablemente nosotras hayamos vivido en algún momento. Las mujeres rurales, dando ejemplo de la economía feminista y sostenible, rompiendo barreras y ocupando espacios". Nosotras producimos nosotras decidimos.

Nuestro hilo atraviesa y necesita de las personas LGTBI, cuerpos resonantes que ponen en evidencia lo estrecho que es el mundo que quieren para nosotras, queremos más.

Nuestra leyenda dice que ese hilo se contrae, se estira y enreda, pero no se puede romper. Veamos ese hilo como una forma de construir alrededor de lo que nos une. Tejamos con el 8M un movimiento más amplio, inclusivo y generoso que nos conecte con nuestras vecinas, mirándonos a la cara a través de una empatía radical que lo transforme todo en un nosotras, porque ese nosotras, sin prejuicios, sin complejos, es lo que puede hacer girar el mundo. Ya lo decíamos hace un año "el mundo no se mueve sin nosotras", paremos, cambiemos el sentido del rumbo para empujar más fuerte, lo queremos todo y lo queremos ahora.

Con ese hilo hace un año construimos una red fuerte y sólida. Hemos visto cómo plantaban cara las temporeras, las trabajadoras del textil, camareras de pisos, deportistas, usemos esa red imparable y sigamos tejiendo ese nosotros.

Este ocho de marzo volveremos a llenar las calles, por un mundo feminista donde quepamos todas. Haremos huelga de consumo y llevaremos nuestros carritos a la calle. Haremos Huelga laboral, estudiantil y de cuidados. Colgaremos los mandiles en la ventana, este ocho de Marzo a nuestro paso los balcones hablarán de nosotras, volveremos a encontrarnos.

Vecina, no te conozco, pero estoy segura de que aparecerás si tiro del hilo.