La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Vita brevis

Domingo de piñata

De la antiquísima costumbre de dar "palos de ciego" para tratar de obtener una golosa recompensa

Cuando la Gran Orden de Antroxu promovió la recuperación de los Carnavales avilesinos, incluyó en su propuesta la celebración de las fiestas de piñata el sábado y el domingo inmediatamente siguientes al martes de Carnaval. En los primeros años se realizaron algunos festejos con piñatas, pero parece que no arraigó porque pronto dejaron de hacerse. Es de celebrar que este año hubo piñatas para disfrute de los niños el sábado en Sabugo. Enhorabuena a sus promotores.

Antiguamente, el primer domingo de Cuaresma, que es el que sigue a los Carnavales, existía la costumbre de vestir aún disfraces para asistir a los bailes de piñata, que generalmente se celebraban en recintos cerrados, aunque no siempre. Entre los entretenimientos que en ellos se producían no faltaban en ese día las piñatas, que eran unas ollas u otros artilugios fácilmente rompibles que se colgaban del techo rellenos de caramelos, confeti y otros pequeños regalos. El juego consistía en que los participantes, por turnos, debían golpear con un palo esas piñatas con los ojos vendados, de tal manera que, si acertaban y al romperse, caía sobre ellos el contenido goloso de la piñata.

Existen algunos lugares donde las fiestas de piñata son aún muy populares, siendo de destacar la fama que han adquirido las de Ciudad Real, que debe ser lo único por lo que merece ser visitada porque, por lo demás, se trata de un pueblón manchego inhóspito en cuanto te salgas de la plaza Mayor. Tal vez menos afamadas, pero merecen citarse también por su cercanía las fiestas de piñata de Astorga y de Villafranca del Bierzo.

Oviedo quiso apuntarse a la cosa de recuperar los Carnavales y a sus regidores se les ocurrió la idea de que allí se celebraran en el primer domingo de Cuaresma, a fin de no hacer la competencia a los de Avilés y Gijón. No estaba mal esa idea, salvo por el nombre, ya que debieron denominar a estas celebraciones fiestas de piñata, que era lo propio, además de darles un toque diferencial. Estoy casi totalmente seguro de que no lo hicieron así por una ignorancia perfecta e, incluso, casi sublime sobre el asunto.

Parece ser que fue Marco Polo el que trajo a Europa las piñatas de su periplo por China, junto con los espaguetis, los tallarines, los fideos y otras maravillas. Al menos así consta en el libro "Il Milione", conocido en español como "Los viajes de Marco Polo", escrito por Rustichello de Pisa al dictado del viajero veneciano mientras este permaneció encarcelado en Génova. Según relata en el libro, los chinos celebraban la llegada del año nuevo con esos artilugios, además de con dragones de fuego y otros artefactos, que ciertamente es una costumbre que aún conservan.

En Italia comenzó a llamarse "pignata", que no significa otra cosa más que olla, y se popularizó el uso de este juego de romper la olla colgada y colmada de dulces y regalos, a golpes de ciego, en el primer domingo de Cuaresma, con un significado religioso simbólico, extendiéndose seguidamente a España y, de aquí, a Sudamérica tras su descubrimiento y conquista. En Méjico es enormemente popular, sobremanera las piñatas recubiertas de brillantes colores que tienen siete picos, que representan los siete pecados capitales y que con la fe ciega se consiguen vencer, con lo que se alcanzan las riquezas del reino de los cielos, que simbolizan las golosinas, frutas y regalados que se derraman cuando se alcanza a romper la piñata.

De este juego de la piñata deriva la expresión castellana de estar dando palos de ciego, pues es fundamental que los ojos de quien pretenda romper la piñata deben estar vendados, para dificultar el envite. Cegado el jugador resulta más difícil que acierte, pues sólo se le concede no más de tres intentos para lograr la rotura de la olla y ganarse sus colmadas ganancias.

Se diría que se ha abierto el juego de la piñata con la convocatoria de las elecciones, pues me van a andar dando palos de ciego todos los políticos hasta el día 28 de abril, en que quedará rota la piñata. Hasta entonces no sabremos quiénes se van a llevar repartidas sus golosinas en forma de apetitosos escaños.

Compartir el artículo

stats