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Filazón

La covada

De cuando el hombre competía con la mujer a la hora del parto y recibía los cuidados como si él fuese el parturiento

El pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, además de todos los actos programados para reivindicar nuestros derechos y las manifestaciones multitudinarias, se aprobó la ley de ampliación del permiso de paternidad a 16 semanas, para equipararlo al permiso de maternidad, que se irá aplicando de forma progresiva hasta 2021. También se legisla sobre la forma de disfrutarlo los dos progenitores. Esta nueva ley, que no dudo ayudará a la conciliación familiar, podíamos llamarla la Ley de la "nueva covada".

Covada. Se llama así a una costumbre ancestral por la que, al nacer su hijo y después del gran esfuerzo que supone el parto, ella, la parturienta, volvía a sus labores y quehaceres domésticos habituales, mientras el marido se metía en la cama y hasta simulaba los dolores del parto, y recibía también los cuidados y atenciones que debían haberle proporcionado a la madre. La mujer tenía a veces que realizar trabajos duros en el campo y después amamantar y cuidar del hijo recién nacido. El padre lo que hacía era descansar sin estar cansado, como si él fuese el que más lo necesitaba.

Los antropólogos consideran esta práctica social de la covada como un hecho para reafirmar el papel o la legitimidad del padre. Otras teorías apuntan a que la madre calmaba así los celos del padre ante la maternidad.

La covada fue practicada por muchas culturas y en distintos lugares, especialmente de América del Sur y Nueva Guinea, se practicó también en Europa: cántabros, astures, vascos y leoneses, ibicencos y corsos, entre otros, practicaron este ritual durante siglos.

Victoria Sau en su Diccionario Feminista nos informa sobre autores que hablan de la covada, práctica de la que tenemos testimonios desde muy antiguo y de muy diversas culturas: "Plutarco habla de esta costumbre en los ciprios; Apolonio de Rhodas así lo dice de las mujeres de Ponto; Estrabón lo cuenta de los íberos. Marco Polo habla de esta costumbre en Mongolia. En un trabajo de María Carlucci, "La couvade en Sudamerica", la autora encuentra 124 culturas indígenas que la practican, y en un mapa muestra su distribución por los cinco continentes".

Esta costumbre era habitual en culturas muy alejadas entre sí unas de otras como los pueblos o tribus caribes, mundrucúes, melanesios, malayos, cántabros, etcétera. Los maragatos y mallorquines la practicaron hasta los albores del presente siglo XX.

Antonio Cervera en su libro "Ensayo antropológico. Quién es el hombre" nos aporta algunas noticias sobre la covada en Asturias, y se refiere al concejo de Caso: "La mujer casina, (?) ocupa pocos días la cama después de haber dado a luz y empieza a ocuparse en sus habituales tareas, por lo cual sale, entra, va y viene, causa de que no siempre pueda atender a la criatura cuando llora. En este caso, el marido se mete en la cama, acerca hacia sí la criatura para darle calor y así se está hasta que viene la madre y puede disponer del tiempo necesario para darle el pecho. Refiere el mismo médico (que ejerció su profesión allí) que sabe de padres que han dado el pecho a los niños para cortar el llanto, pero es esto una excepción rara"

En la actualidad, con la incorporación de la mujer al mundo del trabajo fuera del hogar, el hombre asume nuevas prácticas de cuidados del niño recién nacido.

Es de esperar que con esta ley recién estrenada, que algunos dan en llamar "la nueva covada", y que le da la oportunidad al padre de cuidar de su hijo recién nacido y de disfrutar del mismo periodo de permiso paternal que la madre, que los padres cumplan y realicen los trabajos que requiere el niño, proporcionándoles todos los cuidados. Esperemos que la mujer que, por exigencias de su trabajo, tenga que dejar al niño al cuidado de su padre, cuando vuelva a casa no tenga que hacer frente igualmente a las tareas y a los cuidados que requiere el bebé.

No cabe duda de que la forma de vida cambia mucho en el hogar con la llegada de un nuevo ser. Las horas de sueño, el trabajo, las preocupaciones, la incertidumbre, las dudas, el llanto del pequeño, y más teniendo en cuenta que nadie nos prepara para una función tan importante como es la de ser padres. Sea como sea, la "nueva covada" bien distinta de la covada ancestral, es un hecho, y seguro que será para bien y sobre todo ayudará a conciliar la vida familiar. Un paso más para la igualdad. Este mes de marzo se suceden los actos para reivindicar la igualdad de derechos, pero no podemos bajar la guardia el resto del año. Mujeres y hombres luchando unidos y juntos lo conseguiremos.

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