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Impuestos imposibles

La voracidad fiscal estimula la imaginación

Decía Benjamín Franklin que en este mundo solo hay dos cosas seguras: la muerte y pagar impuestos. Unos impuestos que reconocemos necesarios, pero que no por ello los pagamos con gusto. De todas maneras, hay impuestos que duelen, pero se pagan sin que el dolor haga mella, mientras que otros nos dejan una sensación de injusticia que hace que nos sintamos víctimas de un timo o un robo legalizado. O peor aún, que nos sintamos tan insignificantes que pueden hacer con nosotros lo que les venga en gana y ponernos una tasa hasta por el aire que respiramos. Cosa que no deberíamos descartar pues en la vecina Portugal acaban de inventar un nuevo impuesto, llamado "del sol", por el que aumentan el valor catastral de los pisos más soleados y sus propietarios tienen que pagar un IBI más caro.

No le den vueltas tratando de razonar y encontrarle sentido porque no lo tiene. El sentido es que los Gobiernos, abrumados por un déficit cada vez mayor, no ven otra salida que subir los impuestos. Pero claro, como saben que eso irrita y cabrea a la gente han cambiado de táctica. Los impuestos que tenemos no los tocan y lo que hacen es crear nuevos impuestos. Crear otra fuente de conflictos porque, como ya pagamos por tantas cosas, encontrar un impuesto nuevo que no parezca un disparate requiere una imaginación portentosa que supera la que puedan tener los políticos y los funcionarios de la Agencia Tributaria.

Antes hablaba del "impuesto del sol" en Portugal, pero lo que hemos leído que llega desde Bruselas es para nota. La Unión Europea está planteándose gravar a los ganaderos con un impuesto especial por las flatulencias de las vacas. Dicen que estos animales son los responsables del 10% de las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera y que eso hay que atajarlo. Me parece bien. Pero no sé yo si habrá quien se crea que, por ponerles un impuesto a los ganaderos, las vacas van a tomar conciencia y reducir sus emisiones diarias de pedos.

Entonces, ¿con que fin ponen el impuesto? El impuesto lo ponen para recaudar más dinero. No hay otra. Pero la excusa es tan absurda que podrían haberse estrujado un poco más la cabeza antes de venir con eso de que los ganaderos paguen por los pedos de sus vacas. Podrían, no sé, proponer un impuesto por dormir la siesta o cobrarnos cada vez que pasemos por un semáforo en verde. No pretendo dar ideas, pero si lo que digo les parece descabellado ahí está la propuesta del economista nipón Takuro Morinaga, quien sugiere que los hombres más guapos y solteros deberían pagar el doble de impuestos que los menos agraciados. De este modo, asegura, se podría acabar con los problemas de descenso de natalidad que sufre Japón, cuyo gobierno está considerando la idea.

Como ven, la invención de nuevos impuestos está en marcha, solo cabe esperar que sean más creativos y menos absurdos. Hasta ahora se les ha ocurrido poner un impuesto a los pisos soleados, gravar a los ganaderos por los pedos de sus vacas y cobrar a los guapos que estén solteros y no tengan hijos. Es el comienzo. Nadie sabe hasta dónde pueden llegar. Como ejemplo, apunten otro impuesto curioso: en Maryland (EE UU) los ciudadanos pagan 30 dólares al año por cada inodoro que tienen en casa.

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