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A lo hecho, techo

Teoría sobre la rimbombancia

De cómo identificar a los pedantes

Hablemos hoy sobre los pedantes. Es un tema delicado, lo sé, todos hemos sufrido a alguno a lo largo de nuestra vida. Vayamos al grano. En la escritura, campo hiperpoblado como pocos, un pedante es alguien que para decir poco escribe demasiado. Dicho de otra forma. Digamos que lo del "menos es más" un pedante no lo controla, no lo concibe, de forma que se pierde en palabros y frases rimbombantes y extremadamente barrocas pensando que de esa enrevesada forma hace "intelectual" y "poéticamente superior" algo que generalmente suele ser, vulgarmente hablando, una tremenda cagada.

Temáticamente suelen estar cortados por el mismo patrón. Amor desmesurado por amaneceres, atardeceres, naturaleza y una musa siempre inalcanzable que suele irse con otros menos pedantes que ellos y por lo tanto inferiores intelectualmente, siempre según su respetable criterio de inferioridad, claro. Un pedante, y esto es un hecho, siempre te mira desde arriba convencido de su superioridad moral, intelectual o económica. Condescendencia y narcisismo en uno, unos fenómenos de la naturaleza.

Si hablamos de arte, en general, suelen ser multidisciplinares, es decir, tan pronto tocan instrumentos como pintan cuadros, escriben poesías ininteligibles para el vulgo o incluso se animan con el cine, por supuesto, siempre de la forma más pretenciosa y preciosista posible. Si puedes meter toda una sección de cuerda en una canción, ¿para qué que vas a meter solamente un violín incluso cuando la canción solo necesita un violín?

Por otro lado suelen presumir de una moralidad intachable, dentro de su medida de moralidad, moralidad de pedante, claro... Ahora mismo puedes tener a alguno sentado a tu lado mientras lees esto: en una terraza en el Parche leyendo el "ABC", pimplándose un Earl Grey Tea ("Limited Edition", o algo sí) ante un buen suplementazo cultural, comiendo en algún restaurante de ultradiseño (no les gustan las sidrerías, ya que huelen a sidra)...

En fin, que me enredo; eso, que son muy fáciles de reconocer. Si uno de ellos come a tu lado probablemente se levantará protestando por la iluminación de la mesa, por la temperatura del vino o incluso por la contaminación acústica del local. Aquí, y este es otro punto común en la pedantería, la imbecilidad suele ir incluida. Para ser Oscar Wilde tienes que ser Oscar Wilde, no vale ponerse un "foulard" y utilizar palabras como "halo", "anhelo", "fatuo" o "vagido" (¿qué coño significa "vagido"?)...

Resumiendo, si reconocen a alguno cerca... cambien de acera. Un servidor, aun con el radar encendido, jamás ha conseguido esquivarlos. Inexplicablemente siempre aparece alguno dispuesto a alegrarte el día. Nada como esta acertadísima definición de Unamuno para cerrar esta columna: "Un pedante es un estúpido adulterado por el estudio..." Insuperable.

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