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Crítica / Arte

Ver lo audible, escuchar lo visual

La exposición de José Iges (Madrid, 1951) en el las salas 1 y 3 del Centro Cultural Antiguo Instituto de Gijón se puede calificar de acontecimiento y una oportunidad para acercarnos a la obra de uno de los artistas sonoros y compositores más relevantes, que reúne en el proyecto "Dedicatorias" sesenta obras de un minuto de duración abarcando diversos géneros -paisaje sonoro, poesía sonora, electroacústica- que se expanden como sustratos de conciertos-performances, videocreaciones, obra gráfica, videoacciones, un entramado de narrativas que son un reconocimiento a muy diversos creadores, tanto del cine, la poesía, las artes visuales y el arte sonoro. Este artista, referencia esencial en el arte sonoro español realizó, sin embargo, su primera exposición individual en la Sala Freijo en 2018, si bien sus trabajos se remontan a la época de los ochenta y a finales de esa década, en 1989, comienza su fructífera colaboración con la artista Concha Jerez (Las Palmas de Gran Canaria, 1941) realizando conjuntamente espacios sonoros y visuales, performances, obras radiofónicas, conciertos intermedia, vídeos y fotomontajes.

Desde 1985 hasta 2008 ha dirigido en Radio Clásica (RNE) el espacio "Ars Sonora", centrado en el arte sonoro y, particularmente, radiofónico y en 2016 realizó el comisariado junto a José Luis Maire de la muestra "Escuchar con los ojos. Arte sonoro en España, 1961-2016" acompañada de un libro catálogo que se ha convertido en una referencia para aproximarse a los orígenes del arte sonoro en nuestro país, encontrándose disponible -los textos y archivos sonoros- en la página web www.march.es. Históricos como LUGÁN (Luis García Núñez), Llorenç Barber, el grupo ZAJ, Isidoro Valcárcel Medina, Luis de Pablo, Elena Asins y un largo etcétera, junto con la influencia de Fluxus y Cage, la importancia de los "Encuentros de Pamplona72" o el Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid, cambian el paisaje monótono del arte de aquellos años e introducen ruidos conceptuales, música electroacústica con la radio y los ordenadores, convertidos, tímidamente, en herramientas creativas. El propio Iges señala que "el arte sonoro un arte claramente híbrido, nacido en la intersección, y no puede extrañar, por tanto, que sus autores pertenezcan al mundo de las letras, del arte visual, del cine, al tecnológico, al periodístico, al musical, al escénico, a varios de ellos a la vez o a campos situados "entre sillas", como la poesía experimental, el arte de acción o las prácticas intermedia".

Las distintas videoacciones desde "El retorno de Ulises" (2018-2019) hasta "Buscando el infinito" (2017) proclaman en sus "present-acciones", como las denomina el propio artista, un mundo de imágenes en el que se mezclan diversos sonidos hasta alcanzar la confusión, la imposibilidad de escuchar, o establecer, como sucede en "One+One Hundred" (2017), un tiempo rítmico, pautado, con páginas de periódico de diferentes fechas señalado algunos acontecimientos políticos de la últimas décadas. En la serie de estampas tan próximas al movimiento del letrismo que atendía al valor sonoro de la palabra, un entramado de letras permiten la lectura de distintitos nombres a los que el artista rinde tributo.

Si en la Sala 1 nos encontramos una constelación de poemas sonoros y visuales en la Sala 3 presenta por primera vez "Del 1 al infinito", con el software como protagonista de los procesos aleatorios, combinaciones de las 59 obras del proyecto "Dedicatorias" en función del tiempo de reproducción y de los silencios, obteniendo como resultado un infinito de variaciones. La parte sonora tiene reflejo en una pantalla, proyectándose el nombre de cada una de las piezas que intervienen en el proceso. Y tiene una indudable relación con el tiempo, tiempo de composición, tiempo vital, tiempo histórico, tiempo inabarcable.

"Dedicatorias" es una exposición excelente e imprescindible, en un mundo del arte cada día se encuentra más encamado en el mercado, sin apuestas de riesgo ni experimentación, respirar las voces y los silencios, el tiempo y las experiencias de José Iges, se convierte en una experiencia singular, con la vista reconociendo lo audible, escuchando lo visual. Una gozada.

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