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¿Que vienen los komunistas?

En respuesta al argumentario contra Vox

Leía el pasado martes 16 de abril una publicación de un tal músico y candidato a un algo llamado "Cambia Avilés". Titulaba, él, aquello de manera admirativa, esa cosa de "¡Qué vienen los comunistas!". Así, como si algo mereciera la expresión. De esa manera tan fresca ponía su punto de mira en Vox, lo hacía con esa letra salpicada de pólvora y fuego, aquello a lo que esa comunista, secta asesina y terrorista, viene en hacer de costumbre. Todo un infierno. Recordarles que estas gentes montaron todo un muro allí por los Berlines, los bolcheviques. No para que no entráramos allí. No. Para que no salieran los que allí quedaron apresados en el paraíso comunista, de la misma manera que el gorila rojo, ese animal, un tal Kolás Maduro, que tiene a las mujeres venezolanas vendiéndose por cuatro duros, arrendando sus cuerpos para alimentar a sus familias. Sin contar lo de Cuba, lugar al que tantos compatriotas acuden a disfrutar baratamente de las artes amatorias de caribeñas, dineros recuperados por los Castro y demás comunistas de buen hacer.

Considera a las gentes de Vox, esas a las que pertenezco, de "sesentones" y "cuarentones", esos que acudimos a los mítines de Abascal u Ortega Lara, en los que la edad no da para calendarios y familias con nenucos y carros que llenan y dan color allí donde se celebra una fiesta, eso que son nuestro mítines. Trata a los empresarios de "asqueados" y a los parados "con pocas expectativas y oportunidades". Pero no nos cuenta que las políticas suyas, las socialistas, las de izquierdas, las progresistas, son las que causan esas actitudes. Son las responsables de estar "fartos" de toda esa grey que todo lo resuelve metiendo la mano en nuestros bolsillos y poniendo toda clase de problemas al ejercicio de cualquier actividad que económicamente nos saque adelante, que son ellos los que tienen que decirnos, imponernos, cómo, cuándo y de qué manera tenemos la oportunidad de salir adelante. ¡"Asko" dais!

Miente el músico. Vox no habla de racismo, lo hace de inmigración, pide que sea ordenada, admitir a quien de alguna manera, salvando sus particulares costumbres, se integre en las nuestras y que como cada uno de nosotros, los nacionales, aporte su trabajo, su esfuerzo, su actividad, sus ganas de sumar, de ser uno más. Pero no, están encantados en atraer a gentes que en nada pueden contribuir, colaborar y cooperar por España, por todos nosotros, por ellos también. Los españoles siempre hemos sido un pueblo muy agradecido, leyendo al músico, creo que en demasía.

Habla de armas, de toros, xenofobia, homofobia y rambos. Todo un "mix", ese disco "progretario" que se sirve en sus romerías y verbenas, las que de manera lanar tantos aplauden. Sepan "tos elos y elas", que el alcohol que les anima, ninguna razón alguna les da.

Armas, para quien tenga licencia y aquel que defienda su casa, su familia no tenga que sufrir ese acoso de la Fiscalía y de los juzgados. Ya vale que no puedas defender tu casa. Recordarle al candidato que su chico y chica, los marqueses de Galapagar, grey de su cuerda, tienen muro y vigilancia de la Guardia Civil. ¡A raskaya! Qué se os conoz.

Las corridas de toros me gustan, las disfruto si hace una buena faena el artista de turno. ¿Sabes? Lo que me molesta es la muerte de corderos, la forma en que los matan los islamistas para celebrar "la su fiesta", "¿nun sabes?". Xenofobia, esa es la que tú y los de tu cabaña practicáis, con los españoles, blancos, cristianos y heterosexuales. ¿Qué crees que no nos damos cuenta?

Habláis de homofobia, es un término que os encanta. Yo no padezco de tal cosa, me trae sin cuidado la orientación sexual de cada cual y al partido al que pertenezco, Vox, lo mismo. Eso sí. Otra cosa es que vayáis de misioneros por las escuelas convirtiendo, engañando en esas edades donde todos somos -yo lo fui- un algodón que de todo se impregna. Piensa en el tierno infante y en sus padres. No seas. Así, de esa manera.

No queremos rambos. Eso sí, deseamos que de alguna manera todos y todas las españoles y españolas, adquiramos toda una serie de conocimientos, habilidades, herramientas -conozco vuestra terminología- que nos sirvan para la vida civil, cuando haya, cuando nos encontremos con cualquiera de esas desgracias que tantas veces ocurren, que sepamos a dónde llamar y qué hacer, como comportarnos, tranquilizar y saber ayudar. ¡No home, no! No se trata de hacer de camarero en la cantina de oficiales, o la de llevar al cole a los fíos del capitán. ¡No seas antiguo!

Mira, te dejo. Todo tuyo, Juan Carlos.

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