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Ventanal

XIII Legislatura, gran incertidumbre

Las grandes cuestiones sobre el periodo político que hoy empieza

Transcurrido el tiempo de reflexión y a escasas horas de conocer los resultados de las urnas, los ánimos comienzan a preguntarse por el devenir del inmediato lunes y los siguientes. Los debates, y muy especialmente el segundo, junto a amañadas encuestas y folclóricos mítines, reflejan que el país está cuasi sumergido en aguas pantanosas, y lo que es más preocupante sin socorristas fiables que lo lleven a tierra firme.

El talante de los cinco candidatos, empeñados en la expulsión y descalificación respectiva, trasmite al ciudadano la desconfianza y el temor de que sus mutuas agresiones, además de impedir la resolución de los problemas sociales y económicos de hoy, provoquen la pérdida de lo conseguido, por el esfuerzo de todos, en los últimos cuarenta años.

Una vez más los excesos de la partitocracia y de intereses personales de quienes se autotitulan como salvadores, se ponen por delante del interés general. Los vergonzosos tráficos entre partidos y listas, son un palpable ejemplo de que la ética política registra un manifiesto déficit. Y así también las generaciones que propiciaron el cambio del franquismo a la democracia, aportando patriotismo y reconciliación, son ignoradas e inculpadas como "fachas" por pertenecer al "régimen del 78". La izquierda que facilitó la Transición y el PSOE de Felipe González, Guerra y Redondo o el pactista Suárez han sido sustituidos por políticos aventureros, vocingleros, sin fundamento ideológico y que exhiben su temprano DNI como justificación del prometido cambio.

Al vértigo de la campaña electoral, debiera sucederle un tiempo de consenso de todos partidos. Poner encima de la mesa los auténticos problemas de la gente y del Estado y buscar los mejores remedios. Esto pasa por las renuncias de máximos y querer detentar el poder por el poder. Derecha e izquierda tienen que renunciar al frentismo guerracivilista y a los respectivos cordones sanitarios. La fórmula ya se ensayó con éxito por hombres y mujeres que hoy peinan muchas canas.

Si no hay un mínimo consenso podemos encontrarnos con escenarios igualmente regresivos. Desde un Gobierno socialista/comunista radical con apoyos de separatistas, a un revoltijo ideológico de conservadores, liberales y renovadores. En todas las alternativas está el germen de la división sectaria. Es evidente que los tiempos del bipartidismo han pasado y que las coaliciones son la respuesta, que lleva décadas en Europa pero que aquí es desconocida a nivel gubernamental. Ha habido pactos de investidura y legislatura pero no de gobierno. A última hora, todos ofrecen cargos ministeriales. Léanse UP o Vox. Por muy buena voluntad y actitud positiva, lo cierto es que el tiempo político está cargado de nubarrones, de tormentas.

La XIII Legislatura tiene difícil evitar el orden gafoso, que flotará a finales de mayo en el hemiciclo para investir a un presidente. Veremos repetir los protocolos conocidos sin descartar la posibilidad de "volver a empezar" con nuevas elecciones generales, con el intermedio de las municipales, autonómicas y europeas. Demasiado para el "body".

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